Enhorabuena Monseñor Blázquez por el arrojo que tuvo en denunciar aquellos hechos que deben sonrojar a los cristianos, como es el que una persona no cristiana lea el pregón santo en la ciudad de Valladolid, y encima en la catedral.
¡Cuantas veces nos enseñaron: «dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios», o aquella otra que viene como anillo al dedo, «mi reino no es de este mundo«! Hasta aquí ha estado en su lugar. Ahora bien, le queda lo más difícil: no ir o cerrar el templo. Sea valiente, Jesús lo haría; estoy completamente seguro. Tal vez muchas personas vuelvan al carril si su señoría lleva a la práctica su pensamiento; es una forma de evangelizar.
Por cierto, los oyentes de la S.E.R. estamos esperando que el Presidente de la Conferencia Episcopal se digne alguna vez visitarla; me consta que la invitación siempre la tiene abierta para cuando quiera. Hace algún tiempo estuve esperando con la radio puesta, ya que se anunció que Monseñor Rouco había prometido ir; después, la frustración fue total. Fíjese qué oportunidad para «evangelizar» a más de cuatro millones de personas que conectan con esta radio. Pues, nada; estamos a la espera.
También mis felicitaciones, Monseñor, por su paso por la diócesis de Bilbao, por su ejemplo, sabiduría y humildad con que ejerció su ministerio, a pesar de ese político vasco, por cierto, ex sacerdote, que se refirió a usted con la expresión desdeñosa «un tal Bázquez», en vez de estar agradecido.
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