Teatro

Evolución del teatro barroco. Calderón.Tirso

Evolución del teatro barroco. Calderón. Tirso de Molina

Félix Rebollo Sánchez

Siempre que abordamos el teatro hay una constante que permanece como instrumento poético de conocimiento. De aquí se puede afirmar que un buen teatro tiene como base la poesía. Nos podemos preguntar entonces,  ¿para ser dramaturgo es necesario ser poeta? La respuesta dependerá de cada persona, una vez leída la obra y contemplada en un escenario. Es decir, si el teatro es poesía, el espectáculo también debe serlo. Hay otro rasgo esencial: el teatro es la vida, debe ser el reflejo de la sociedad. ¿Lo consiguieron los dramaturgos del llamado barroco en el que las expresiones desilusión, desengaño, incluso evasión son compañeras del período? Hay que añadir que el Barroco fue un movimiento cultural caracterizado por un gran esplendor en el mundo de las ARTES Y LAS LETRAS, que impresiona por la sensibilidad y la inteligencia. Se prescinde de moderación y se apuesta por una sociedad dinámica, en continuo cambio.Evolución del teatro barroco 2

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Teatro

Otra vez Lope de Vega en el teatro de la Comedia de Madrid con La dama boba

Otra vez Lope de Vega en el teatro de la Comedia con La dama boba
Nota: me será imposible ir a la representación; quise sacar entrada tres días antes de la primera; pues bien, me dijeron que para todo el tiempo que estará en cartel están agotadas desde hace tiempo, que empezaron a venderlas el 6 de septiembre, y la primera representación fue el 28 de noviembre. Para mí, todo un despropósito, aunque por otra parte, me alegra ya que Lope sigue viviente a pesar de tantas majaderías como algunas veces leemos en los medios escritos, en la radio y la televisión. Como consuelo, releí la obra y escribí lo que viene a continuación.

Quién no recuerda en el bachillerato-si es que fue la literatura como el aire que respiramos- cuando el profesor se dirigía a los alumnos para motivarnos con la expresión lopiana: «Yo he nacido entre dos extremos que son amar y aborrecer. No he tenido medio jamás»; por cierto, sin dictar; por eso cuando llegamos a la universidad se nos «cayó el chumbano» ante tantos apuntes leídos con monotonía aplastante. La ilusión con que llegábamos se desvaneció pronto porque teníamos como base la lectura y el comentario de textos como las formas más gratificantes de la literatura como algo existencial.

En alguna ocasión he manifestado que si Lope de Vega hubiera nacido en Inglaterra estaría enterrado en Westminster Abbey o en el pueblo en que hubiera nacido se iría en peregrinación a su tumba como para convertirse en la “Jerusalén literaria”. Ni los poderes políticos ni eclesiásticos hicieron lo posible para que su tumba permaneciera en la iglesia de San Sebastián de Madrid; sus huesos fueron arrumbrados; algún crítico lo ha definido como sacrilegio.

En el siglo veintiuno, Lope sigue vigente; en estos momentos me viene a la memoria ¡tantas tonterías como he escuchado en la radio, en la televisión y en algunos medios escritos de Lope!, chascarrillos sin más; son personas que no lo han leído y se valen de lo que se dice, pero nunca se acercarán al gran poeta que fue-no olvidemos que fue el padre de «La Generación del 27»-; pero, aquí vale todo menos acercarse al venero literario; y no discrepes porque te crucificarán; pero, al final quedará el gran dramaturgo y poeta que fue. ¿Se puede ser un gran dramaturgo sin ser poeta? Hay dos dramaturgos por encima de todos que han adquirido excelencia: Shakespeare y Lope de Vega. Lope el primer genio escénico del mundo por su poder inmenso de creación. Lo de más son decires sin sustancia; cuentos y más cuentos; y no verán, porque usan anteojeras, un sello de autenticidad; un oráculo de la lengua, un príncipe de los versos,  una interpretación del alma femenina como nadie, «mayor entre los grandes» como ha escrito Montalbán.

Más en concreto, en la obra representada se puede observar la riqueza de recursos-no siempre bien declamados-, como los tercetos, romances, décimas, redondillas que exigen cierta pausa y no  esa prisa a la hora de la representación. Este hecho lo he observado en varias obras que no sé el motivo; la tranquilidad, el sentimiento es también teatro; es más se exige.

El comienzo de la obra nos impresiona con la dualidad sabiduría / ignorancia. Una hija-Nise-: «ama la poesía y el buen decir», la otra-Finea-, ignorante , tosca (no sabe leer).Pero lo que te llena es con la rotunda expresión: «Es que hay poesía en prosa».

Al final, el público supo apreciar los versos de Finea: «Es el gran Lope / la sublime creación / que a nuestra generación / después de tres siglos llega. / Honra, público, el talento / de que inmortal autor, / y solo al refundidor / perdona su atrevimiento».

Que prosiga el teatro clásico es buena señal, es lo que da vida, pensamiento, sabiduría. Pena, que no pueda ver la representación que termina el 30 de diciembre. Esto solo ocurre  con Lope, con el resto siempre hay entradas, que todavía algunos/as no se enteran.

Teatro

El teatro de Miguel Hernández

Cuando nos referimos al poeta de Orihuela siempre nos viene a la mente su poesía y, sobre todo, El rayo que no cesa. Su teatro no ha revestido tanto; ha estado, si no en el desván, al margen. EL TEATRO HERNANDIANO EN LA ESPAÑA ALOCADA

Teatro

Montenegro (Comedias bárbaras)

Acabo de llegar del teatro Valle-Inclán de Madrid  situado en el populoso barrio de Lavapiés-la O.N.U., según algunos- para ver una adaptación de las tres comedias valle-inclanescas que han sido, son y serán un referente en la historia del teatro. El que las lee por vez primera repetirá con el paso del tiempo. He tenido por costumbre, no ha mucho, leer cada año una y debatirla con los alumnos en clase. Me hubiera gustado releer Romance de lobos antes de ir a la representación, pero esta vez no ha sido posible porque en estos días vacacionales estoy volcado en las novelas de Asa Larsson, que estaban a la espera. Sigue leyendo «Montenegro (Comedias bárbaras)»

Teatro

El teatro del absurdo y el teatro de compromiso

Con el teatro del absurdo se intenta dar una visión negativa de la sociedad. Durante la década de los cincuenta triunfó en Europa, y de aquí pasó a América. Se propaga lo absurdo de la vida con una concepción del mundo de angustia, miedo, muerte, vacío, soledad, incomunicación, para lo cual se valen de la expresión dramática con frases sin sentido, banalidades. El teatro del absurdo y el teatro de compromiso.