Ensayo

Octavio Paz, una voz crítica

Mañana se cumplen, 31 de marzo, cien años de su nacimiento. En otro tiempo era obligatoria su lectura; incluso en la selectividad madrileña ha desaparecido la poesía hispanoamericana en el siglo XX en la que brillaron, entre otros, Pablo Neruda, César Vallejo y Octavio Paz. En este se aunaron la poesía, ensayo y el pensador al que se recurría por su forma de entender el mundo. Su excepcionalidad nos perfumó, siempre estuvo presente. Los artículos periodísticos, los libros Los hijos del limo (la búsqueda de un nueva belleza, una actitud, una nueva forma de vida), El laberinto de la soledad, Árbol adentro, Tiempo nuublado, Libertad bajo palabra («La oposición entre sueño y vigilia es otra manera de expresar la dualidad que, a mi entender, anima secretamente a todo quehacer poético: la libertad condicional de la obra»), y Sor Juana Inés de la Cruz –para parte de la crítica su obra maestra, y eso que era agnóstico- constituyen un aldabonazo significativo en la literatura universal, como si todos los tiempos se dieran cita, más allá del momento en que se escribieron. Octavio Paz permanece como guardián de la forma hecha carne; incluso cuando nos cinceló para la posteridad que el amor «es un destino, una vocación, una pasión».

En su momento, el crítico Rafael Conte lo definió como «su mayor grandeza es ser un intelectual en el mejor sentido de la palabra, y su servidumbre que lo acusen de intelectualista».

Poesía

Ante la égloga tercera de Garcilaso de la Vega

Ante mí la edición facsimilar  de la tercera égloga de Garcilaso de la Vega con anotaciones de Fernando de Herrera de 1580. A este gran crítico y poeta le debemos que nos haya transmitido con exactitud y precisión la obra original de Garcilaso.

Facsímil de la segunda estrofa de la égloga tercera
Facsímil de la segunda estrofa de la égloga tercera

A pocos se nos escapa que esta égloga era preferida de Pedro Salinas;de la segunda estrofa toma el título de uno de los libros más citados, no sé si leído, tantas veces: La voz a ti debida. Recordémosla en un castellano actual: «Y aún no se me figura que me toca / aqueste oficio solamente en vida, / mas con la lengua  muerta  y fría en la boca / pienso mover la voz a ti debida; / libre mi alma de su estrecha  roca, / por el Estigio lago conducida, / celebrando t´ira, y aquel sonido / hará parar las aguas del olvido».

Personales

La ciudad univeristaria inundada de atletas

En una mañana radiante nos dimos cita, un año más, unas 5.000 personas en uno de los sitios más emblemáticos de Madrid. Una carrera para todos en la que podías elegir 7 km., 14 km. o 21 km. Aunque comenzaba a las 9.30 horas, mucho antes la ciudad universitaria iba cogiendo color; son los minutos de entrenamientos en los que sobresalían carreras cortas y, sobre todo, estiramientos.

La palabra alegría se reflejaba en los rostros, sobre todo al final ya en el césped de la pista de atletismo de la universidad Complutense. ¡Cómo no voy a señalar a esos padres que daban el biberón a niños en sus carritos mientras las madres corrían o no estaban presentes! Me llenó de emoción que en uno de los carritos colgaba un cartel con letras grandes:  «¡custodia compartida!».  Hace tiempo también hacía yo esos menesteres, incluso desde el nacimiento; hoy, los dos mayores tomaron la salida de la carrera-se les puede ver en la foto de abajo-; la memoria como creativa e iluminadora por lo que va más allá de memoria almacenada.

Corriculari, 9 de marzo de 2014. Césped de la pista de atletismo de la U. Complutense
Corriculari, 9 de marzo de 2014. Césped de la pista de atletismo de la U. Complutense

Al terminar la carrera por la ciudad universitaria, 9 de marzo de 2014

Teatro

Clase práctica fuera de la Universidad. Un gran Lope en el escenario

No se pudo ir a la obra El caballero de Olmedo porque las entradas para grupos  en el teatro Pavón estaban agotadas. Así es que me apresuré antes del estreno de El perro del hortelano de Lope de Vega a  reservar.

La vuelta de Lope de Vega a los escenarios siempre produce alegría; es un agradecimiento por su esfuerzo continuado tanto en la dramaturgia como en su poesía; los chascarrillos que se cuentan-incluso en la Universidad- no se sostienen; alicortos existen en todas partes. No sabemos dónde está enterrado, esa es la verdad; pero, no mareemos más; seguro que si hubiera nacido en Inglaterra ya se encargarían para  que fuéramos en peregrinación, y a buen seguro hubieran «echado a los leones» a aquella periodista que profanó su nombre en el diario El País. Cuenta Montalbán que cuando murió «las calles estaban tan pobladas de gente que casi se embarazaba el paso, al entierro, sin haber balcón ocioso, ventana desocupada ni coche vacío. Y así viendo una mujer tanta grandeza, dijo con mucho donaire: sin duda este entierro es de Lope, pues es tan bueno». Sigue leyendo «Clase práctica fuera de la Universidad. Un gran Lope en el escenario»