Tardío premio si nos paramos ante los otorgados. Pero, más vale tarde. Ahora agarrarán muchos botafumeiros los que antes cogieron la daga para repudiarlo-e incluso prohibirlo en alguna Facultad de la Universidad Complutense- y también por otros que sin haberlo leído se apuntarán a la exaltación sin mesura. Somos así; al carro de los triunfos-cuando ya no hay más remedio- se apuntan los alicortos. Sus lectores reordamos muchos atropellos; el propio autor ha mianifestado que «ha habido una resistencia heroica a darme el Premio Cervantes» (en El País, 1 de abril de 2015, pág. 36).
Sin presumir, me he leído gran parte de su obra, sobre todo sus novelas, y claro, todos los artículos que, de vez en vez, escribe en el diario El País. En este mismo blog, con «La sorprendente poesía de Juan Goytisolo», 22 de febrero de 2013, he dado cuenta del buen hacer literario de sus escritos, e incluso me arrogué la expresión que con su estilo «el castellano se viste de hermosura». Me impactó el artículo «Vamos a menos» publicado en el diario El País el 10 de enero de 2011, que comenté con el título «Goytisolo hoy (…que vamos a menos)» que se publicó en el libro Mensajes periodísticos y sociedad del conocimiento. Madrid, Fagua, 2004, págs. 545-552.
En estos días he vuelto a releer el ensayo Belleza sin ley. El mismo título le sirvió para trazar el epílogo de su libro de poesía. Son unas serie de artículos que ahora podemos leerlos en libro. En ellos-17-deja la impronta del buen saber trazar los laberintos por los que nos desenvolvemos en el quehacer diario para refrescarnos lo literario desde almenas distintas, y no como muchos realizan: amontonar lo que han dicho otros sin más, con mediocridad irremediable-de lo dicho y redicho-, sin que se vislumbre ni siquiera un aleteo singular. La pluma de Goytisolo siempre va más allá, siempre se adentra por meandros distintos. La esencial rebeldía artística va con él.