Novela

Otro centenario para conmemorar: Henry James

Otro centenario para conmemorar: Henry James

Ante una narrativa distinta: Lo que sabía Maisie[1]                                                     Félix Rebollo Sánchez

Cuando nos viene a la memoria Henry James (1843-1916 ), pensamos, inmediatamente, que estamos ante un escritor cosmopolita, al menos, literariamente. En este ámbito es considerado como “el heraldo de la novela moderna”. Aunque tal expresión sea relativa, nos sirve para acercarnos a su prosa para destejer la intensidad del entorno y la personalidad de los personajes que aborda con tanto tino; poco importa que Lo que sabía Maisie se la encuadre como una novela “netamente psicológica” como nos adelanta el editor. Cuando a un crítico se le nubla la mente uno de los adjetivos a los que recurre es que estamos ante una novela psicológica; en esto, cabe todo. Hagan la prueba.

Más allá de esta idea, Lo que sabía de Maisie es un hito de la narrativa, sin duda. Poco importa el lugar de nacimiento del escritor, o que la novela se ambiente en Londres, lo primordial es si con la escritura llega a la sociedad y esta la asimila; es decir, la obra como asidero, como espejo ante los embates del existencialismo. Y claro, hoy esta novela aún pervive más allá de que estemos de acuerdo o no de cómo lo plantea el autor. Esa dicotomía-moralidad-conocimiento- con que se reviste nos deja perplejos ante hechos que suturan maldad, hipocresía, desamor, sátira. Y en medio un ser inocente a la deriva por unos padres desaprensivos y faltos de algo inherente a las personas como es el sentimiento, pero consciente de lo que ocurre alrededor, sin que los progenitores quieran percatarse del sufrimiento en este caso de una hija, da igual que sea fruto de amor o simplemente de necesidades biológicas; el fruto es una hija. La separación puede ser buena para los padres, pero no siempre para los hijos y menos de corta edad como es el caso. Y eso que la idea salomónica-como ocurre en la novela-, en principio, sea lo ideal; pero ocurre cuando los padres abandonan todo egoísmo y se entregan al ser querido, contrario a lo que ocurre.

La obra-aunque sea solo artística- debe servir para una mejor vida; para que las relaciones sean satisfactorias entre seres humanos; a eso se debe tender. Solo para entretenimiento, no. Si bien el tema capital es el sufrimiento de un ser indefenso, también afloran el tema racial y la sexualidad propios de la sociedad del siglo XIX; cada uno desde distinta atalaya. No es una novela de fácil lectura y no solo porque sea una traducción sino porque hay que estar muy atentos para que lo inteligible se apodere del pensamiento según se van desbrozando los acontecimientos. Es un estilo en el que se agolpan tantas ideas que hay que hilar todos los cabos con denuedo; lo técnico se apodera del mensaje que se quiere trasmitir; contenido y expresión se aúnan para formar casi un hecho narrativo en que lo perfectivo casi se alcanza.

1 James, Henry, Lo que sabía Maisie Madrid, Cátedra, 2016, 534 pp.

Literatura

Ramon Llull (1232-1316), trovador, al séptimo centenario de su muerte

Ramon Llull (1232-1316), trovador, al séptimo centenario de su muerte
Félix Rebollo Sánchez
Cuenta la leyenda que “el crucificado” se le apareció cinco veces con intervalos de varios días. Quizá como consecuencia de este hecho peregrinó a Santiago de Compostela y a Santa María de Rocamador. A su vuelta a Mallorca se entrega a la ciencia, a penetrar en lo teológico a través del arte. Y así, con esa fórmula escribe Ars compendiosa inueniendi ueritatem, 1274.
Que una persona tenga como eje de su pensamiento el recurso literario-y eso que se consideraba “iliterato”- no deja de ser novedoso hoy; sin embargo, no lo fue hace ya siete siglos cuando lo esgrimió para explicar las verdades cristianas, e incluso a fundamentarlas con los principios filosóficos. Su idea- a través de su Arte- debería ser suficiente para convertir a los infieles, sobre todo, primero, a los más sabios; la discusión sobre dogmas fue una constante. Las verdades teológicas las desarrolló para asombro de los racionalistas; Filosofía y Teología hermanadas como fuente saludable para el conocimiento; la dualidad fe-razón como frontón de pensamientos para llegar a penetrar en la hondura existencial.
El libro mas famoso para el que suscribe estas líneas es El libre de les bestias en el que se describe los sucesos dramáticos que acarrea la elección de rey en el mundo de los animales. La entronización del león provocó una masacre de los hervíberos y luchas entre los carnívoros del entorno del rey. El buey y el caballo deciden ir a buscar venganza y consejo al reino de los hombres porque sus hijos han sido devorados. La fábula acaba con el león matando lentamente al zorro y el reino fugaz de los animales desplomándose. De la obra se puede desprender que Llull escribió una fábula sobre el poder abusivo y su uso incorrecto.
En estos momentos, recuerdo que esta obra se estrenó en Madrid en 1997; al menos, el día 23 de enero-fui con alumnos/as-, los aplausos correspondieron a una gran actuación del grupo Els Comediants. Salieron hasta siete veces al escenario a corresponder al público asistente. El mensaje fue nítido: un ataque directo al poder omnímodo, a través de esa historia despiadada que con tanto esmero supieron representar. A pesar del tiempo transcurrido, la obra sigue en pie; la sociedad no ha avanzado tanto.

Personales

Miguel de Cervantes, la vida suma

             Miguel de Cervantes, la vida suma

            Félix Rebollo Sánchez

Probablemente este año se llenará de homenajes a los dos más grandes escritores de la cultura occidental, no sé si universal, aunque también cabe este adjetivo para la gran mayoría. Pero, también, sin lugar para la duda, habrá más parabienes para el escritor inglés, W. Shakesperare. Los españoles somos así. Si Cervantes hubiera nacido en Gran Bretaña, hoy, se iría en peregrinación al sepulcro; nosotros, solo, sabemos que se enterró en 1616 en el convento de las trinitarias descalzas; pero quién sabe si sus huesos fueron arrumbados como los de otro grande de las letras: Lope de Vega, que muy cerca de allí recibió sepultura; hoy, no sabemos dónde están. Los de Miguel-dicen los últimos investigadores- están mezclados con otros; es decir todo son conjeturas. ¡Qué le vamos hacer, así somos!

Más allá de estas cuestiones, lo primordial es leer su obra; asimilarla como una necesidad de vivir; de aceptar la ficción como auténtica, como rebeldía ante tanto convencionalismo y materialismo que invaden el existencialismo. Poco antes de morir en la dedicatoria a su obra póstuma nos recordó:” llevo la vida sobre el deseo que tengo de vivir”. No sin antes recordarnos la brevedad de la vida. Son cuatrocientos años los que han transcurridos y su trascendencia sigue en pie.

Si después de imbuirnos de su obra no nos ha servido para nuestra vida, hemos perdido el tiempo o no la hemos entendido. ¡Cuántas tonterías se han dicho y se dirán en nombre de Cervantes! Son esos chascarrillos que pululan, de boca en boca, por doquier; pero que, en realidad, destrozan a nuestra primera pluma en lengua castellana-española. Hagámosla real, no contribuyamos al desdoro, vayamos a las fuentes de su escritura y disfrutemos.

¡Cómo no recordar, en estos momentos, aquel profesor de segundo curso de doctorado de Filología en la Universidad Complutense, que lloraba en clase y reía explicando El Quijote! Él fue el que me motivó y me hizo ver la trascendencia de esta sabia obra. Desde entonces, he intentado hacer lo mismo con mis alumnos/as cuando la oportunidad requería y hacerles ver que esos estereotipos con que se le arropa en muchas ocasiones no contribuyen a una lectura clarividente.