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Selectividad en la Universidad Complutense, 2015

El aire purificador de la mañana, en el primer día de selectividad, me acompaña en esta primavera madritense en la que, como casi siempre, año tras año, riadas de jóvenes van apartándose a las distintas Facultades para dar cuenta de su sapiencia en el último curso escolar. Otro año más sin que hayamos todavía dado rienda suelta a los que tienen verdadera vocación por el estudio. Dudo-siempre presente- que en la elección no se equivoquen; la desbandada después de cursar primero es demasiada; todavía no sabemos las verdaderas causas.

Tres días de martirio para después congraciarse o entristecerse. En realidad, no tendría que suspender nadie ya que estas mismas materias fueron aprobadas, y, sin embargo  habrá, más o menos un 15 % de suspensos según las estadísticas. En algo, por tanto, se falla. Admito la excelencia de unos o simplemente el aprobado en estos exámenes, pero es difícil entender el suspenso en estas pruebas, ya que un mes antes las aprobaron. Aquí no cabe la suerte, es el conocimiento.

En una mañana con olor a lluvia, acabo de entregar los 159 ejercicios que me dieron para que los corrigiese. Mis felicitaciones por el buen hacer, no solo por el contenido sino también por la escritura. Las calificciones oscilan entre el 4.75 y el 10. Solo un suspenso y un único 10, este rayando la perfección; me impresionó la contestación a la pregunta «La poesía de 1939 hasta la segunda mitad del sigloXX». Seguro que es un buen lector de poesía.

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Selectividad en Madrid. Convocatoria extraordinaria de setiembre, 2013

A la alborada, desde Moncloa, camino hacia la sede 3 en la que estoy convocado por la Universidad Complutense para partcipar en los Tribunales de calificación de selectividad. El mismo paseo que realicé en el mes de junio; entonces la brisa de la mañana bañaba el rostro que se agradecía. Hoy, 11 de setiembre-el pueblo catalán celebra su «Diada», mis parabienes, entrelazados, muchos con camisetas independentistas- voy más abrigado aunque percibo el aire fragante y acogedor-de una nubosidad cercana- con el «frufrú musical», con un aleteo constante de las hojas de los árboles.

Cómo no, al igual que en el mes de junio, me pasé por la cafetería mítica de la antigua Filosofía y letras (ahora edificio A de Filología). Es paso obligado para alguien que fue feliz durante los cinco años de Licenciatura y los dos de doctorado. El recuerdo se hace luminoso, aunque esta vez con la noticia de que uno de los camareros-servicial donde los haya-, se encontró con la muerte de golpe en los aledaños en el mes de julio, según me confirman sus compañeros.

Despùés me dirijo a la máquina-entonces se pagaba al camarero- para sacar el tique de un desayuno con cruasán y café cortado; el agua y la fruta ya la tomé en casa antes de salir. La frialdad de la noticia la palpé en el ambiente. Pensativo, al terminar, me marché a la sede. Somos obedientes, no sabemos ni el día ni la hora. El recuerdo del poeta se nos presenta: «Mirad no os engañe el tiempo / la edad y la confianza».

 

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Selectividad en Madrid. Segundo día: 5 de junio,2013

Otra vez el caminar se hace verdad en esta mañana primaveral que apunta a calurosa en la ciudad universitaria madrileña; el desayuno me espera en la mítica cafetería de la antigua Filosofía y Letras, no sin antes bañarme del aire perfumado que viene de la sierra y el acompañamiento de caras juveniles que buscan un destino, que sueñan, que albergan un espíritu arrollador, cada uno con una dirección a recoger lo sembrado en este segundo día de alborozo por lo que puede representar en sus vidas. La ancha avenida por la que andamos es el cantar de los sentidos en el alma purificadora. El devenir hecho naturaleza que despierta, que clama al uníseno con esta juventud itinerante, como símbolo de ser.

Ayer encontré a una ex alumna que también estaba en la misma sede de selectividad, ya profesora con oposición, que me reconoció después de tantos años. ¿No te acuerdas?, fuiste mi profesor de B.U.P. («mi jovencísimo profesor», insiste). A pesar de los años transcurridos aún conserva la dulzura de su rostro. Me hizo recordar aquellos tiempos.

Observo, hoy, en el aula, más tranquilos a este puñado de jóvenes; a su vez, leo en sus rostros cierto cansancio de haber dormido poco, pero con ánimo para restar un día más a la prueba. Me fijo en la vestimenta, y percibo que vienen más arregladitos que ayer.

No puede haber reproche cuando se han preparado para proseguir en este peregrinaje en el que nos encontramos.

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Selectividad en Madrid. Primer día: 4 de junio, 2013

El tiempo transcurre sin que nos avise del instante; pero, un año más, hoy el sol se detiene en los rostros de una nueva juventud que quiere participar, que quiere ser dueña de su destino; percibo, ya, a primera hora, la alegría con que se apuestan en el entorno de las Facultades de Medicina, Derecho, Filología, Biológicas, etc., de la Universidad Complutense con la carga de la mochila. Yo también me dirijo a pie, desde Moncloa, a la sede 18 en la que debo presentarme a las 8.30 horas en la Facultad de Derecho. Paso obligado para un filólogo, que fue feliz en el edificio- ahora «A», antes Filosofía y Letras- en la Licenciatura y en el Doctorado, es visitar la cafetería. Unos camareros serviciales al verme ya están prestos para el café; aún hay dos de los tiempos heroicos, como yo los denomino, adjetivo que es una constante en este «blog» cuando me refiero a la dictadura y transición españolas. Al fondo, con chaqueta marrón-claro veo al hermano Pisonero que está presto para comenzar el desayuno.

La vida nos empuja «como un aullido interminable», verso de J.A. Goytisolo, que tantas veces hemos leído y hemos comentado en clase para que los alumnos participen, para que vivan, para que no pierdan el tiempo, para que buceen en la literatura como algo salvífico. Es una selectividad más, es la primavera hecha carne, que en otro tiempo los que examinanos fuimos también jóvenes con ilusión para pasar esta valla. Desde estas páginas mi más sincera felicitación por haber coronado la cumbre, y, sin duda, el que cada persona pueda elegir la especialiadad que desea.

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Tercer y último dia de selectividad en Madrid

Primero, gracias mil, a los lectores de mis apretadas líneas de estos tres días de selectividad en la que, año tras año, participo; me consta que el país que más me sigue después de España es Argentina; vaya un aplauso sincero por la constancia en responder, aclarar o ampliar al señor  Neyret-la red nos tiene que servir para el conocimiento-  que, tal vez, sea  residente en Argentina. Anoche me dio la noticia, en contestación a mi escrito, que R. Bradbury había muerto. Hoy, el diario El País (pág. 38) nos trae la noticia.

Si hay una palabra que recoja el ambiente de este día es alegría. Hasta percibo que la vestimenta destila otra actitud, otra forma; no son ajenos, tampoco, los correctores-vocales, todos nos hemos puesto más guapos, valga la expresión. Es el final, es la fiesta del deber cumplido; es la puerta que se les abre a la ciencia, al pensamineto, al ser. Como ya adelanté en el «twitter», la víspera de las pruebas, enhorabuena, de nuevo.

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