Novela

Los nuevos enfoques de la literatura

El ámbito político, social, económico, los avances científicos, la tecnología influyen en la creación de la literatura del siglo XX; pero, al mismo tiempo, será portadora de aquellos aspectos que anulan la dignidad humana. Ante los cambios tan vertiginosos, la literatura sabrá amoldarse. En la primera mitad del siglo XX

Novela

La culminación de una gran literatura: la generación perdida

Es un hecho constatable que la novela norteamericana se desarrolló en el siglo XIX menos que en Europa, que, en un principio, versó sobre la narración de viajes y memorias. Después vendría la influencia europea aunque no se detuvo de igual forma en ahondar en los problemas de la sociedad, sino que huyó a la trascendencia, a la tradición bíblica, a la importancia de la naturaleza.La culminación de la gran literatura

Personales

Premio Francisco Umbral, 2012

Esta tarde estuve en la Casa de Correo, Puerta de Sol, núm.7, invitado por la Fundación Francisco Umbral, en la concesión del Premio que lleva su nombre del año 2012. Fue otorgado a Luis Mateo Díez por La cabeza en llamas. Enhorabuena; en realidad, fue el que tuvo altura, juntamente con el breve coloquio al final. Lo demás, sucedáneo, cansino, inane, soporífero.  Entre frases como «yo diría (hasta en seis ocasiones se repitió), «es de justicia», «asunto a resolver», y otras que no se sostienen linguísticamente se nos pasó el tiempo, ante un publico entrado en años.

¡Cuándo llegará el día en que nos digan unas cuantas palabras verdaderas en estos actos y no nos aburran diseccionanado lo que ya sabemos, y si no es así, de poco sirve! Entre tanto agradecimiento, propaganda de lo bien  que lo hacemos, sobre todo los que nos representan en las instituciones; entre tantos «queridos/as», «todos/as», y tanto y tanto que nos apabullan. ¿No se pueden dirigir al público oralmente y no leyendo una cuartillas, probablemente escritas por otros que apenas saben leer y llenas de adjetivos que no dan vida? Uno, después sale cabizbajo y se pregunta ¿habrá merecido la pena? A buen seguro, que Umbral hubiera preferido la palabra exacta en un mundo tan sucedáneo; hubiera sido el mejor homenaje para alguien que fue un orfebre de la palabra, un columnista que aún recordamos y que solo ha seguido su estela Jesús Jurado; no me cansaré de repetirlo.

En el acto no brilló el buen decir, salvo el homenajeado y el breve coloquio como ya he escrito. Una de las ideas capitales de Luis Mateo fue nombrar a Pérez Galdós; es agradecido. «Ese latido de la vida» es el mensaje galdosiano, que Luis Mateo enhebró en ese preciado saber contar como acostumbra.

Teatro

¿Tine actualidad la obra galdosiana que se estrenó hace cien años?

La pregunta en sí lleva un acercamiento a la obra Celia en los infiernos que se estrenó en el teatro Español de Madrid el día 9 de diciembre de 1913. Pronto se cumplirán cien años. ¿Otra vez Galdós en el candelero? A los grandes hay que recordarlos, hay que leerlos, hay que ventearlos «urbi et orbi», y más si en este caso plantea la justicia social tan lejos todavía de lo existencial; pero, ¿solo nos queda el «soñemos, alma, soñemos«, o, tal vez ni eso?

La obra fue dedicada a Serafín y Joaquín Álvbarez Quintero, «gloriosos mantenedores de un teatro resplandeciente de inefable gracia y alegría, arte bienhechor que endulza los amargores de la existencia humana. Su apasionado admirador y amigo, B. Pérez Galdós».

La obra termina, dirigiéndose Celia al público, con una idea sustantiva que deberíamos tener en cuenta, de ahí su didáctica: «¡Ah! Mi felicidad, sí… Por lo que voy viendo, la única felicidad que Dios me concede consiste… en hacer felices a los demás». ¿Puede uno ser feliz sin los demás, como tantas veces he escrito? O, en otras palabras, haciendo felices a los demás, uno es feliz.

La dicotomía galdosiana -riqueza-pobreza- puesta en la picota nos enternece, nos apasiona; el desequilibrio es tal que el dramaturgo alza la voz en el escenario para que se represente y llegue a la conciencia de la burguesía. Bien entendido que la caridad no puede ser una solución. El daño es tan grande que hiere, y las personas no podemos permanecer pasivas. Los desafortunados piden justicia. Hay que bucear en los arrabales de la miseria, como hace Celia, para redimirles, para hacerles personas. ¿Triunfaría, hoy, la obra de Galdós como fue aclamada en 1913? La respuesta es que no, porque todavía preferimos caridad a justicia, desgraciadamente. Celia baja a los infiernos que no son otros que los barrios bajos de Madrid, en donde se amontonaban familias en miserables cuartos sin ventilización, sin luz, sin higiene; Celia contempla el horror de la pobreza; es lo que no querían ver los gobernantes.

Coda a la alcaldesa: Madrid está en deuda con Galdós; desde luego ha hecho más que la estatua -con caballo incluido-  que preside la Puerta de Sol. El novelista sigue vivo; el otro, para la historia y no precisamente para enaltecerla.