Novela

Las Brontë en parajes inhóspitos

Aunque tarde, como casi siempre ocurre cuando algo tiene valor, las hermanas Brontë están en el candelero con tres novelas que apasionan a los lectores, aunque para la posteridad nos sobrecoja Emily con su obra maestra Cumbres borrascosas sin que Jane Eyre-Charlotte Brontëy Agnes Grey-Anne Brontë- desmerezcan. Si puedes, intenta ir a Haworth, visita la casa en la que vivieron-casa parroquial-, recréate con el paisaje-«tan del todo apartado del mundanal ruido»-, y así quizá comprendas mejor el espíritu que destilaron las tres hermanas en sus obras. Después, ese oreo que imprime el lugar no te abandonará con un recuerdo perenne; y si te atreves a leer la poesía de Emily quedarás imantado para siempre. Haworth y  Yorkshire estarán presentes cuando oigas o leas a las tres escritoras después de que pises esos petrificados lugares agrestes-en los que acaricias el cielo- con acento literario; mejor en la primavera o verano que no en el crudo invierno.

Ahora en formato asequible, no solo por el precio, intenta leerlas y no tengas en cuenta las opiniones vertidas. Lo primordial es el lector/a ante el texto y si te sirve para tu formación; he ahí la grandeza de los libros. La creación literaria como algo necesaria para extender el conocimiento y la inteligencia. Aquí a buen seguro que los hallarás en medio de una época victoriana tan grandiosa de las que forman parte las tres novelas. Hoy, se consideran dentro del clasicismo literario inglés y eso que en aquel tiempo no era tan fácil que se publicaran y  leyeran.

Con una voluntad de hierro, CH. Brontë consiguió que Jane Eyre. An Autobiography saliera a la luz en 1847. Ante tanto éxito, se publicó la segunda edición ya con prefacio de la autora, todavía con el seudónimo Currer Bell. Aparte de los agradecimientos por la acogida del público, la prensa y los editores, arremete contra la intolerancia-«padre de todo delito»-. He sonsacado las frases : «El convencionalismo no es la moralidad. La santurronería no es la religión. Atacar aquellas no es defender esta. Quitarle al fariseo su careta no significa alzar la mano contra la Corona de Espinas». En realidad, todo el prólogo está lleno de verdades que incluso hoy gran parte de la sociedad no quiere oír, de ahí su vigencia.

Aunque ya la novela se publica solo con el título de Jane Eyre, en la primera edición aparecía An Autobiography. Sin duda, la realidad y la ficción se dan la mano, y parte de la novela atestigua la vida de Charlotte. ¿Se puede crear de la nada y más en un siglo tan convulso?, ¿y cómo no recurrir al sentimiento amoroso tan propio de las personas? El romanticismo que tanto bien trajo también se asomó al fracaso; son las dos laderas por las que cabalgamos las personas.

Más allá de que es un trasunto de su vida enmarcada en Jane, los hechos del hambre, la intolerancia, la descripción de interiores por las cinco casas que pasó, los jardines, familias que trataban a las institutrices con arrogancia-rayando la ridiculez-, desolación interior, la búsqueda de identidad, el poder o porque lo mando yo es propio del siglo que le tocó vivir, y a eso se agarra la autora para darlo a conocer, pero también en su idea de ser ella, de ser libre, que siente, la lucha por la igualdad, de conquistar algo nuevo-tal vez por la monotonía de sus ocho años de profesora-, «desistí e hice un ruego más modesto, por un cambio»; incluso nos dice que rezó por conseguir la libertad. Claro que choca el final de la novela, aquí no se parece a lo biográfico; el porqué Charlotte se decanta por un matrimonio entre Jane y un hombre ciego y mutilado caben muchas interpretaciones, pero  esto no es lo fundamental.

Los que  leen  mi página se habrán percatado de que tengo una cierta predilección por Emily-de hecho cuando voy a Extremadura una de las mieles que compro es la de brezo- «La abeja danza entre las campanas del brezo»-, planta abundante, símbolo del páramo por excelencia-«en verano nada más divino que esos valles encerrados entre colinas y esas erguidas, audaces crestas de brezo», leemos en la novela y que tanto admiraba-, sobre todo desde cuando visité Haworth y descubrí que también había escrito una poesía excelente-nada de metafísica como se ha escrito-, sino cercana, sentimental, que te llena y parece que sientes como ella lo que escribe. Guardo con primor una edición en inglés de Wuthering Heights (Reissued by Macmillan Collector´s Library que me regalaron) y, claro, el libro de poesía The Brontës en el que están los 31 poemas que escribió Emily que compré cuando estuve por esos páramos de York, ya famosos («only twenty-one of her poems were published during her lifetime», aunque después he tenido noticias de que tal vez se le puedan atribuir 182; quizá conjeturas).

Todo lo que rodea en Haworth lo puedes leer en la novela con un detallismo que te impresiona; solo puede venir de una persona que ha hollado esos lares, y como en una colina nos presenta una apasionada relación amorosa que nos sirve de lumbrera para que estemos advertidos. Hasta dónde nos puede conducir el amor, incluso en este relato entreverado de odio, incluso brutalidad. Cómo es posible que ante la perseverancia amorosa exijamos la frase lapidaria «No descansarás mientras yo viva» (Catherine Earnshaw, may you not rest, as long as I am living! (…) I know that ghosts have wandered on earth. (…) Oh, God! It is unutterable! I cannot live whithout my life» I cannot live without my soul!). Por qué nos apropiamos del otro yo; por qué arrebatamos la otra libertad que no nos pertenece. La leyenda dice que ese espíritu amoroso prosigue por las parameras del lugar. Hay expresiones que van más allá de los imaginado («Si todo lo demás sucumbiera y él quedara, yo seguiría existiendo). Queramos o no, Brontë country es un territorio mítico; no importa que combinara lo real con lo imaginario para describir los páramos de Yokshire; la creación es necesaria.

La muerte de Emily, tan temprana-30 años-, fue injusta, quizá en ella se juntaron la soledad, la muerte de su hermano, su obra que no fue bien recibida y cómo no, algo que necesitamos, como es el amor (El verso “Sweet Love of youth, forgive, if forget thee /while the world´s tide is bearing me along”, siempre me hizo pensar en que algún día le llegaría la plena realización amorosa; tal vez se truncó o ni siquiera apareció). Algunos achacan al resfriado que cogió, la tuberculosis…, todo se juntó, quién sabe. Lo primordial es que hoy pervive y es un ejemplo en muchos sentidos. El devenir le ha premiado no solo con su obra cumbre sino también con su breve poesía. Hagámoslo posible también en el siglo XXI. Su espejo nos servirá de ayuda. A las personas de bien hay que enarbolarlas.

Detrás de la novela Agnes Grey, al menos en parte, subyace la vida de Annë Brontë. No entremos en si es «un diario», «apuntes autobiográficos» o novela realista. Eso poco importa. Son los lectores los que la valorarán. Es una historia más en la que sobresalen los quehaceres de una mujer en medio del siglo; es la suma de la realidad y la ficción. La autora quiso darnos otra historia de amor en la que por cierto ella no está inmersa, por lo menos en ese final propio de hacer felices a los demás, o tal vez lo que le hubiera gustado, aunque no fuera así como sabemos por su vida. Tres novelas que te harán pensar para que cada día entiendas la importancia de la existencia.

 

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Las Brontë, Tres novelas, Jane Eyre, Cumbres borrascosas, Agnes Grey. Madrid, Cátedra, 2018

Personales

De vuelta

De vuelta de unos días placenteros en el Mediterránero en la histórica Peñíscola-vigía del mar- en donde murió a los 95 años el papa Luna, me enfrasco en relecturas de Don Quijote de la Mancha, Cumbres borrascosas y Of mice and  men de  J. Steinbeck. Esta última para ir recordando mi inglés adormecido o en palimpsesto

La novelista y poeta, Emily Brönte, bien lo saben los que me leen, siempre está presente, quizá más por su poesía que por la novela que tanta fama tiene. El recuerdo de la inmortal novela de Miguel de Cervantes ocupa un lugar privilegiado; es la vivencia suma, el cielo y la tierra , el cuerpo y el alma juntos; lo material y espiritual. De Steinbeck aunque me sumergí hace muchos años en su The grapes of the Wrath- su estandarte como escritor-, he elegido sin un motivo especial en esta ocasión la novela que también fue representada en Madrid, en la que fui testigo con un grupo de alumnos como parte práctica de mi docencia hace dos años.

Del Programa del Teatro Español
Teatro Español

Para escribir su obra, Steinbeck se valió de las dos últimas estrofas del poema de Robert Burns, que  escribió en noviembre de 1785, titulado: A un ratón al deshacerle el nido con un arado en el que un campesino se dirige desolado al pequeño roedor al que acaba de destruir el hogar:

Uno más eres de los desdichados

que ven todos sus planes anulados:
de ratones y hombres quedan truncados,
los proyectos mejores,
¡y en vez de los éxitos anhelados,
nos quedan sinsabores!
Mas ¡bien estás comparado conmigo!
Es el presente tu único enemigo:
pero ¡ay! ¡yo miro hacia atrás y veo, amigo,
un sombrío camino!
Y, si miro adelante a oscuras sigo,
porque miedo me da cuanto adivino

Literatura

Jane Eyre a debate

Ya es una constante en mi docencia la lectura como una necesidad para relacionarnos, para ser nosotros, para el conocimiento, para buscar lo desconocido; para acercarnos a la realidad de los que nos precedieron; de otra forma, la literatura no cabe, no tendría sentido; de ahí que los debates sean una constante en la clase. Es decir, la literatura como vida. Jane Eyre a debate

Poesía

Hoy, 30 de julio,hace 200 años nació Emily.Acércate a su poesia. Cold in the earth

Retrato de Emily por su hermano Branwell
Retrato de Emily por su hermano Branwell

Así comienza el poema «Remenbrance» de Emily Jane Brontë. La cuarta estrofa la iniciará, también, con la misma expresión: «Cold in the earth-and fifteen wild Decembers. /From those brown hills, have melted into spring: /Faithful, indeed, is the spirit that remembers / After such years of change and suffering!».

Hablar de la poesía de Emily quizá no se lleve porque nombrarla es recordar su gran novela Wuthering Heights. Aquí narró un amor tan apasionado como quizá no recordemos en lo que se denomina la Inglaterra victoriana, amasado de vivas descripciones de la naturaleza. Si hacemos caso a una de sus hermanas la crítica fue injusta; no entendió su mensaje; ¿cómo se puede denominar inmoral al amor?; ¿quién traza la línea, quién se puede oponer a lo más grande del ser humano? Pero, hoy, es uno de los relatos más leídos y más conocidos de esa época; es más, son muchas personas las que visitan esas «Heights», o lo que ya se denomina «Brontë Country».

Yo también, en una ocasión, no hace mucho, me escapé, de donde me encontraba, con un grupo de estudiantes italianos y dos profesoras que venían de Italia, y allí tuve la oportunidad de vivir su poesía, su amor a la naturaleza y esa libertad que anidaba en la escritora. Recordé cómo una persona enamorada de la vida, no encontró esa savia amorosa que la hiciera crecer. El verso «Sweet Love of youth, forgive, if forget thee /while the world´s tide is bearing me along», siempre me hizo pensar en que algún día le llegaría la plena realización amorosa; tal vez se truncó o ni siquiera apareció. No sé el motivo por el que cuando releo a Emily me viene siempre a la mente Nela, el personaje galdosiano de la novela Marianela. Probablemente no haya semejanzas, pero pienso que a las dos se les hurtó lo más grande que tenemos después de la libertad: el enamorarnos. Pero  no sólo el amor humano, que es el primordial, sino también de la vida que llevamos, es el estar contentos, es hacer el bien. ¿Puede una persona ser feliz sin hacerlo? Con estos dos personajes la naturaleza fue injusta; por un lado, devolvió la vista a Pablo, pero no la belleza a Nela. Y a Emily no se le concedió lo que tanto deseaba, y encima la muerte llegó muy temprana, solo tenía treinta años. «Cold in the earth», un 19 de diciembre de 1848, ni siquiera el brezo que tanto amaba pudo sacarla de esa melancolía que traía sabor a final. Para ella, el brezo era sinónimo de libertad, de fundirse con la naturaleza, de romper con las convenciones sociales que impiden el pleno desarrollo de la persona. ¿Cómo es posible que solo la muerte traerá la liberación para dos personas que añoran el ser uno, más allá de todas las normas que lo impiden?, dejará entrever en Wuthering Heights. ¿Se puede dar la traición con estos pensamientos? He ahí otro dilema que subyace también en la novela.

La rectoría de Haworth enclavada en una naturaleza salvaje le servirá de trampolín para escribir, para sacar su mejor yo, esa vida interior, apasionada, que llevaba. El lugar era su refugio, los páramos serán testigos de su alegría, de su tristeza. Esto es precisamente lo que sentí cuando visité esas cumbres, parece como si  su poema «Come, walk with me, / There´s only thee/ To bless my spirit now» te invitara a sentir con ella. Encontré the true spirit de Emily, plenty of hope, beauty, joy. Es difícil no entregarse a su poesía una vez que alguien ha hollado ese paisaje hecho de trozos de cielo.