Personales

El recuerdo emocionado de una carrera imposible de olvidar: ¡Behobia! ¡Behobia!

Con el corazón en vilo y la pesadumbre por no estar este año en la carrera, redacto estas líneas con el propósito de entrelazarme con las miles de personas, probablemente cerca de  30.000, que participarán en la ya cita internacional. Sentiré el domingo, ya a primera hora, la alegría con que serán llamados los diversos corrales-el año pasado con una lluvia intensa, frío y viento huracanado- para la hora de partir. La música atronará en esa explanada en la que el colorido y las diversas hablas pondrán en las relaciones la solidaridad, el respeto, la sintonía humana; y todo, con una organización que raya la perfección. Muchas veces a los atletas les digo: «Cuando participes en la Behobia hablamos». Es la guinda de las carreras populares.

Mas, por otra parte, siento una alegría inmensa porque mis dos hijos mayores estarán allí-a la espera de que el año próximo estemos todos-  recibiendo el calor de las gentes. Mi deseo es que sean aplaudidos, al menos, como a mí los dos años en que participé y dejé constancia en este «blog» con fotografías incluidas ( días 12 de noviembre de 2012, y  16   de noviembre de 2011).

Desde aquí, un recuerdo eternal y agradecido para todas las personas que aplauden en todo el recorrido, pero, sobremanera, a las gentes de Lezo; las llevo en mi corazón por eso ánimos y aplausos que recibí en las dos últimas convocatorias en esas durísisimas rampas. Pero, también, cómo no a los que se agolpan en los bulevares de San Sebastián para darnos el último aliento. Si este año no participo es porque el día 24 de noviembre correré la maratón de Donosti; me parecía que era pasarme si tomaba la salida en las dos.

Personales

Selectividad en Madrid. Convocatoria extraordinaria de setiembre, 2013

A la alborada, desde Moncloa, camino hacia la sede 3 en la que estoy convocado por la Universidad Complutense para partcipar en los Tribunales de calificación de selectividad. El mismo paseo que realicé en el mes de junio; entonces la brisa de la mañana bañaba el rostro que se agradecía. Hoy, 11 de setiembre-el pueblo catalán celebra su «Diada», mis parabienes, entrelazados, muchos con camisetas independentistas- voy más abrigado aunque percibo el aire fragante y acogedor-de una nubosidad cercana- con el «frufrú musical», con un aleteo constante de las hojas de los árboles.

Cómo no, al igual que en el mes de junio, me pasé por la cafetería mítica de la antigua Filosofía y letras (ahora edificio A de Filología). Es paso obligado para alguien que fue feliz durante los cinco años de Licenciatura y los dos de doctorado. El recuerdo se hace luminoso, aunque esta vez con la noticia de que uno de los camareros-servicial donde los haya-, se encontró con la muerte de golpe en los aledaños en el mes de julio, según me confirman sus compañeros.

Despùés me dirijo a la máquina-entonces se pagaba al camarero- para sacar el tique de un desayuno con cruasán y café cortado; el agua y la fruta ya la tomé en casa antes de salir. La frialdad de la noticia la palpé en el ambiente. Pensativo, al terminar, me marché a la sede. Somos obedientes, no sabemos ni el día ni la hora. El recuerdo del poeta se nos presenta: «Mirad no os engañe el tiempo / la edad y la confianza».