Personales

El recuerdo emocionado de una carrera imposible de olvidar: ¡Behobia! ¡Behobia!

Con el corazón en vilo y la pesadumbre por no estar este año en la carrera, redacto estas líneas con el propósito de entrelazarme con las miles de personas, probablemente cerca de  30.000, que participarán en la ya cita internacional. Sentiré el domingo, ya a primera hora, la alegría con que serán llamados los diversos corrales-el año pasado con una lluvia intensa, frío y viento huracanado- para la hora de partir. La música atronará en esa explanada en la que el colorido y las diversas hablas pondrán en las relaciones la solidaridad, el respeto, la sintonía humana; y todo, con una organización que raya la perfección. Muchas veces a los atletas les digo: «Cuando participes en la Behobia hablamos». Es la guinda de las carreras populares.

Mas, por otra parte, siento una alegría inmensa porque mis dos hijos mayores estarán allí-a la espera de que el año próximo estemos todos-  recibiendo el calor de las gentes. Mi deseo es que sean aplaudidos, al menos, como a mí los dos años en que participé y dejé constancia en este «blog» con fotografías incluidas ( días 12 de noviembre de 2012, y  16   de noviembre de 2011).

Desde aquí, un recuerdo eternal y agradecido para todas las personas que aplauden en todo el recorrido, pero, sobremanera, a las gentes de Lezo; las llevo en mi corazón por eso ánimos y aplausos que recibí en las dos últimas convocatorias en esas durísisimas rampas. Pero, también, cómo no a los que se agolpan en los bulevares de San Sebastián para darnos el último aliento. Si este año no participo es porque el día 24 de noviembre correré la maratón de Donosti; me parecía que era pasarme si tomaba la salida en las dos.