Poesía

Lope de Vega en la cúspide poética

Que la editorial Cátedra, de nuevo-hace poco se publicaron las Cartas-, se acerque al poeta excelso es buena señal. A ver si de una vez nos dejamos de tantos chascarrillos-incluso libelos- como se cuentan en la casa «Lope de Vega» de Madrid y mucho peor en la enseñanza. De una vez hay que acercarse a su poesía y a su teatro y dejar esas patrañas que  no se sostienen. Y lo que es verdad no se dice; por ejemplo, la Inquisición prohibió una parodia del Credo de los cristianos-católicos: «creo en Lope de Vega, todopoderoso, poeta del cielo y de la tierra…».

Acerquémonos a su capacidad creadora, a su energía vital, a esa desbordante humanidad en la que se juntan dos épocas el Renacimiento y el Barroco enarbolados por dos mitos literarios: Cervantes y Lope de Vega. Toda su obra está inundada de lirismo, bien se dieron cuenta la llamada «Generación del 27», que hizo bandera de su poesía. Una parte lo constituyen los Romances de senectud. Hay que alegrarse de que se publiquen juntos y sobre todo que se lean para desterrar las tonterías que se dicen. En concreto, en esta edición se recogen «todos los romances, romancillos y composiciones arromanzadas» que escribió fuera de su obra dramática desde 1621-1635 (salvo la LXXV, ¡Ay, verdades, que en amor! y Vengada la hermosa Filis, a. 1616-). A mi parecer, la introducción que realiza el editor es demasiado extensa porque lo primordial es que se lean los versos de Lope. Sin embargo, las notas a pie de página de los Romances es de lo mejor conseguido y además dan nitidez a la comprensión. La poesía de Lope hay que leerla, propalarla. Bien está que se analice; ahora bien, no hay que entretenerse tanto en aspectos de unos y de otros cuando nos acercamos a los poemas; por ejemplo, «¡Ay verdades que en amor!» y «Vengada la hermosa Filis». En los dos se recurre a la misma estructura: testimonios, difusión, trasfondo y estilo. Incluso en todos los demás propuestos como si fuera una tesis doctoral. En los dos mencionados da igual de donde parta. Lo primordial es si hoy esa poesía pervive, si tiene un asidero existencial más allá de las distintas estrategias, si sirve para nuestra formación. Por otra parte, son dos poemas en los que detrás hay dos personas de sobra conocidas cono son Elena y Lope, lo queramos revestir de otros ropajes. Elijamos del primero los versos:

Cuando traté con engaño

tu verdad Filis ingrata,

¡qué de quejas vi en tu boca,

qué de perlas en tu cara !

—–

Y del segundo poema:

Habló Filis y tuvieron

alma de coral sus labios,

que ver humilde al rendido

hace piadoso al vengado.

Cuando elegimos leer poesía del Fénix si no te entregas, la vives, es que te falta algo esencial a las personas: el sentimiento lleno de entereza. Ahí está el poeta del que han bebido tantas generaciones, incluso los que solo escribieron poesía sacra, porque no olvidemos que nadie le supera; además, no en vano, el Papa Urbano VIII le nombró-sin tener título universitario- doctor en teología. Sabía lo que se hacía. El mejor panegírico para Lope es que lo leamos, lumbrera donde las haya.

 

Literatura

Lope de Vega navideño

Lope de Vega navideño.Félix Rebollo Sánchez

Otro canto merece esta gloria universal como desagravio por la superficial crónica que se publicó en el diario El País. El otro canto lo publiqué el día 25 de noviembre. A Lope de Vega no se le puede tratar de esa forma chabacana. Muchos escritores universales han aprendido a trazar poesía, dramas y prosa poética teniendo como referente al mito de las letras españolas; sí, así de claro, que se propague; que no ha habido otro de mayor capacidad creadora en el que se funden dos épocas: el Renacimiento y el Barroco. Ningún otro escritor estuvo más cerca del pueblo, fue su alma, su voz; lo que bebía se lo devolvió con creces en obra de arte. Hasta la Inquisición prohibió la parodia del Credo de los cristianos: «Creo en Lope de Vega, todopoderoso, poeta del cielo y de la tierra…».   Con este panegírico quiero que no quede ni brizna de los renglones que aparacieron un viernes en el periódico nombrado, ni la cronista se atreva a escribir sobre Lope (¿habrá leído algo?, ¿sabrá que la llamada Generación del 27 cayó rendida a sus pies? Estas ideas no pueden quedar en tierra pedregosa, sino en la fértil, en la abonada para que alimente el espíritu.

Estos días navideños son propicios para recordar a los cristianos cómo Lope se adentra en la espiritualidad más emotiva para festejar la «buena nueva»-ha nacido el Redentor- en esos poemas que traspasaron fronteras: «Este Niño y Dios Antón / que en Belén tiembla y suspira / con unos ojuelos mira que penetra el corazón…» (Sus ojuelos). «No lloréis mis ojos, / niño Dios, callad, / que si llora el cielo, quién podrá cantar? (…). Pues andáis en las palmas / ángeles santos, que se duerme mi niño / tened los ramos» (Pastores de Belén). O estos otros que nos devuelven a la más honda espiritualidad; se adentra alegóricamente en su mundo interior: «Entro en mí mismo para verme, y dentro / hallo, ¡ay de mí!, con la razón postrada / una loca república alterada». Y cómo no recordar la entrega que siente cuando es llamado al sacerdocio:

¿Qué tengo yo, que mi amistad procuras?
¿Qué interés se te sigue, Jesús mío,
que a mi puerta, cubierto de rocío,
pasas las noches del invierno oscuras?

¡Oh, cuánto fueron mis entrañas duras,
pues no te abrí! ¡Qué extraño desvarío,
si de mi ingratitud el hielo frío
secó las llagas de tus plantas puras!

¡Cuántas veces el ángel me decía:
«Alma, asómate ahora a la ventana,
verás con cuánto amor llamar porfía»!

¡Y cuántas, hermosura soberana,
«Mañana le abriremos», respondía,
para lo mismo responder mañana!

 Y como estamos en días amorosos que quede esmaltado el terceto del espléndido soneto a la muerte de Marta de Nevares: «Permíteme callar solo un momento, / que ya no tienen lágrimas mis ojos, / ni conceptos de amor mi pensamiento».

Personales

Canto de desagravio a Lope de Vega en el día de su nacimiento

Félix Rebollo Sánchez

Con motivo de cumplirse los 450 años de su nacimiento, el diario El País en el suplemento madridviernes  de 23 de noviembre de 2012, páginas 1, 2, y 3, ha aparecido una crónica con títulos «Amar en tiempos de Lope» y «La movida del siglo XVI». Como quiera que no solo los encabezamientos sino también el contenido me parecen que rayan la frivolidad, vaya ese canto para uno de los grandes entre los grandes universales, que hay que venerar. El 25 de noviembre de 1562, día de san Lope, obispo de Verona, nació el Fénix, uno de los más excelsos creadores que ha dado la humanidad. Otro crítico defiende que fue el 2 de diciembre (también día de san Lope); pero, esto poco importa.

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