Los/as galdosianos habrán pensado, inmediatamente, que la expresión fue pronunciada por Benito Pérez Galdós al referirse a Ch. Dickens(1812-1870), an immensely popular writer. Son muchas las similitudes entre ambos escritores, que quizá algún día me adentre en ese bosque literario en el que yo sepa nadie ha penetrado a fecha de hoy. Las semejanzas entre los dos escritores son notorias. Incluso en la dedicación al periodismo, ya que ambos desde temprana edad se vincularon, y dieron a conocer algunas de sus novelas. La publicación por entregas fue un hecho trascendente para el conocimiento, para reflejar la realidad difícil de la época. Ch. Dickens, con diecinueve años, comenzó a trabajar como cronista en la Cámara de los Comunes. Fue como un puente para afianzarse en el mundo literario.
Ante el bicentenario de su nacimiento, nació en Portsmouth el 7 de febrero de 1812, vaya este canto al escritor más leído de la época victoriana; al igual que Galdós, denunció la miseria moral de su tiempo desde diversas atalayas Se le debe la creación en Inglaterra de una novela inserta en la sociedad. Hoy recordamos sus obras maestras: David Copperfield, Oliver Twist, The Pickwick Papers, A Christmas Carol, A Tale for Two Cities, Hard Times.
Como Galdós, se acercó a la clase media («middle class») con espíritu constructivo para que fuera la llamada a regenerar la sociedad, para que abanderara una forma de vida; por eso atacó la hipocresía de una sociedad que prefería la apariencia y no el ser.
Si Pérez Galdós se recrea en Madrid, Ch. Dickens hace lo propio con Londres; es su ciudad. Pero el Londres de ahora no es el descrito en sus novelas. Entonces la capital estaba sumida en niebla de contaminación; las paredes estaban repletas de hollín. Sobresalían las personas desharrapadas; si bien se crearon hospicios, la burguesía no supo o no quiso dar remedio a esa problemática. Dickens se acerca a ese ambiente de miseria, de calles sucias, oscuras, peligrosas, de ambientes sórdidos, las duras cárceles, las tiendas de usureros, de cómo se maltrataba y explotaba a los niños.Todo esto es lo que acarreó la industrialización en aquel tiempo.
Ahora que estamos con los famosos recortes en educación nuestros dirigentes deberían acercarse al escritor inglés, que contemplaba la miseria, el crimen, la desigualdad, la violencia como el resultado de la falta de educación. Él siempre extendió que los gobiernos tenían la obligación de cuidarla. Precisamente el año que murió la enseñanza primaria adquirió el rango de pública y gratuita, aunque hasta el año 1891 no se llevó a cabo del todo en Inglaterra.
Con un estilo brillante se introduce en los personajes para que el habla se adorne de expresiones peculiares, el humor aflore aunque sea exagerando los rasgos. Por ejemplo en unos de sus escritos más famosos: Cuento de Navidad. En realidad, lo que nos viene a decir es que la Navidad no es para todos; con esta historia navideña denuncia a los desheredados de la fortuna, a las clases pobres que no pueden disfrutar del derroche navideño de otros.