Novela

Nueva lectura de la novela Mañana en la batalla piensa en mí de Javier Marías

Vuelvo a la prosa viviente de Javier Marías después de haber quedado entumecido con la de Los enamoramientos de la que di ya cuenta en esta página»web», y eso que todavía me queda el rescoldo de su pimera edición allá en abril de 1994. Con esta nueva almena lectora me sumerjo en sus 367 páginas, en las que el encantamiento con esa infidelidad no consumada atrapa a los lectores.

Es el Marías inicial que ya tiene sus lectores pero que como percibí en la primera lectura de esta novela abusa del paréntesis, aspecto este que desdice de los grandes estilistas o, al menos, así lo entreveo. Cuando se recurre al paréntesis con tanta frecuencia es porque el cómo no lo tiene muy claro o simplemente piensa que los lectores no seremos capaces de entender lo que dice en todo su largor.

Hay un hecho que, a veces, olvidan los escritores y es lo que se llama la estética de la recepción en la que el lector es un nuevo creador cuando lee. Con esto no quiero menguar o poner en duda el estado de conciencia permanente del novelista a la hora de la creación, sino recordar que el lector también es creador. Por mucho que insistamos los docentes en este punto a los/as alumnos les cuesta emprender el vuelo. Evidentemente, si queremos que la obra nos sirva para nuestra formación no solo como entretenimiento, aspecto este muy lejos de lo que debe ser la literatura.

Nos hallamos ante la otra personalidad, ante el otro pensamiento que a veces nos corroe y no sabemos llevarlo a cabo y se queda en la mente cuando no sabemos o no podemos desarrollarlo; es el actuar sin conocimietno, tal vez el ocultamiento porque daña al otro/a. Es el no que se precipita ante la querencia que aflora en un momento y nos cuesta aceptarlo; es el querer que el otro/a nos quiera y no hay respuesta o se difumina por interés acaso, pero que finalmente no queremos aceptar que el engaño es una  condición de algunos seres humanos y el resto tenemos que convivir con él aún a nuestro pesar.

Literatura

El comentario de texto como objeto de reflexión

La teoría literaria, el estructuralismo, a partir de las premisas del formalismo ruso y del Círculo de Praga, propició la ruptura con la enseñanza de la historia literaria. El Congreso de Cérisy-La Salle de 1969, dirigido por Todorov y Doubronski, constituyó un punto de referencia en el proceso que llevó a la creación del modelo didáctico centrado en la explotación interpretativa del texto. En los países, por ejemplo, anglosajones, se obviaba lo que entendemos por manual histórico, se situaban más en la escuela pragmática, expresión del “New Critiscism” y de la crítica objetiva en el campo de la pedagogía, volcada, primordialmente, al “reading”. El aprendizaje volcado, sobremanera, al análisis estilístico del texto y a la lectura. En los Estados Unidos se fue más lejos al inculcar una enseñanza centrada en la experiencia individual de los estudiantes.
En la actualidad somos muchos los profesores los que encontramos en el comentario de texto los cimientos de una gratificante educación lingüística y literaria. Incluso, en el mercado editorial, hallamos diversos manuales que recogen las distintas vertientes del comentario de texto. Sólo nos resta a enseñantes y alumnos /as reflexionar y trabajar en él. En definitiva, ser lectores, que no es poco. Huelga cualquier comentario sobre los que todavía se resisten a considerar el hecho literario como fundamental. La finalidad no puede contemplarse a corto plazo, salvo el placer del lector ante lo bello.

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