El adjetivo áureo hay que aplicarlo a la dramaturgia inglesa, española y francesa, más allá de los temas, normas, incluso estructura de los mismos. No existen grandes diferencias, pero sí matices que abordaremos; lo primordial de las tres dramaturgias es que hoy, todavía, sus obras siguen representándose y la lectura se observa como un fervor. Algo tendrán…
Para llegar a ese adjetivo con que he definido las tres dramaturgias hay que remontarse a sus antecedentes, que no son otros que la Edad Media (primeras representaciones teatrales que se bifurcan en el “teatro religioso” y en el ”profano”) y siglo XV (época de transición entre las formas medievales y renacentistas, con Danzas de la muerte, La Celestina.La fusión de las tendencias cultas y populares, que es cuando sobresalen los teatros nacionales español, inglés y más tarde el francés). En concreto, donde existe un paralelismo más nítido es en el español y el inglés. D. Esteban Pujals, quizá, haya sido el que primero atisbó esa relación en «El momento cumbre de los teatros inglés y español» en Estudios dedicados a Menéndez Pidal. Madrid, C.S.I.C., 1956, págs. 466-505 ( «El panorama de conjunto del teatro inglés y el español de la gran época ofrece con las necesarias salvedades, un paralelismo de una sorprendente exactitud, siendo un hecho curiosísimo que cada uno brotara por su cuenta (…). Solamente, Inglatera y España, a cubierto de prejuicios aristocráticos y refinamientos literarios, abandonándose a un modo de sentir la vida y confiándose por entero al gusto popular, lograron crear un teatro grande, socialmente arraigado, intensamente poético, vital y expresivo» , pág. 502).
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