Personales

Otra vez voy a la carrera Hendaya-Behobia-San Sebastián

En el canto a la afamada carrera internacional que hice el 23 de noviembre de 2011 en este «blog», entre otras cosas escribí que «merecía la pena volver», aunque solo fuera por ese baño de multitud durante el trayecto y por los ánimos que recibí. Esta semana me estoy preparando mentalmente para superarme, partiendo de la base que tengo que terminarla; el tiempo no me preocupa; si el año pasado el calor y la humedad se aunaron, este en el que se anuncia, tal vez, lluvia y nubes no puedo quedarme en la cuneta; el tiempo no puede ser un impedimento para coronar la meta. Hay que olvidar los toboganes, las pendientes pronunciadas y llenarse de optimismo, de entereza, de que la voluntad lo puede todo. Es dura la carrera, adjunto el mapa, pero la alegría es enorme cuando cruzas la meta.

Esta mañana proseguí con la preparación; salí a las 12.15 minutos  de casa camino de la pista de arletismo del «Canal»; pertrechado de las mallas que me regalaron el día de todos los santos y chuvasquero por la pertinaz lluvia que caía, pensé que era un día idóneo por si el día 11 ocurre igual; pensé que habría poca gente ya que estuvo lloviendo toda la mañana en Madrid; me equivoqué. Mujeres y hombres, unos, a cuerpo, desafiaban el frío y la lluvia; eso sí, las mujeres con mallas hasta las rodillas; el próximo regalo pediré «mallas hasta las rodillas»; tal vez se corra mejor; otros, como yo, bien enfundados para evitar posibles resfriados. En la pista, me acordé de mi madre con sus más de 99 abriles y tan lozana; he ahí una mujer guapa y cuya entereza es digna de encomio; una gran madre que ha sabido ser en todo momento; una santa en la más amplia acepción de la palabra; su entrega ha sido total; su estela, en modo alguno, jamás puede desdibujarse; a buen seguro que cuando abandone la tierra será recibida con música celestial por todo el coro de ángeles, serafines, arcángles; pero, antes, habrá que festejar los 100 años en 2013, y más. Cuando cumplió los 98 años le dediqué un poema en esta misma página, allá en el mes de junio. Lo tengo claro: la carrera se la dedico; es un homenaje; al cruzar la meta, el primer pensamiento será para ella.   

Documento gráfico de Behobia

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