Teatro

Montenegro (Comedias bárbaras)

Acabo de llegar del teatro Valle-Inclán de Madrid  situado en el populoso barrio de Lavapiés-la O.N.U., según algunos- para ver una adaptación de las tres comedias valle-inclanescas que han sido, son y serán un referente en la historia del teatro. El que las lee por vez primera repetirá con el paso del tiempo. He tenido por costumbre, no ha mucho, leer cada año una y debatirla con los alumnos en clase. Me hubiera gustado releer Romance de lobos antes de ir a la representación, pero esta vez no ha sido posible porque en estos días vacacionales estoy volcado en las novelas de Asa Larsson, que estaban a la espera. Sigue leyendo «Montenegro (Comedias bárbaras)»

Teatro

El teatro anterior a 1939

Es difícil toda clasificación en el género dramático porque más allá de las obras, tendencias, autores, tiene que predominar un teatro basado en la palabra; teatro con cara y ojos, con personajes, que nos inculquen nuevas esperanzas, confianza  en este camino existencial en el que nos desenvolvemos; esto es lo que hicieron los grandes dramaturgos de todas las épocas.

La crítica lo ha entrevisto, en este período, como de alta comedia, costumbrista, poético, costumbrista con la vitola cómica, humorístico, de compromiso, histórico, incluso como innovador; y aún así hallaríamos aquella obra singular que no encajaría en estas divisiones. Pero, hay cuatro dramaturgos que se levantan por encima de todos: Benavente, Valle-Inclán, García Lorca y Pérez Galdós. Cada uno de ellos destaca por alguna faceta dramática.

Si nos detenemos en el Premio Nobel de Literatura, Benavente, no hay término medio en cuanto a la crítica. La mitificación y la censura forman parte de su estandarte,  y eso que escribió 172 obras, desde El nido ajeno (1894) hasta Por salvar su amor (1954). Intentó acercarse a la sociedad, y además estaba orgulloso de haber llegado a los entresijos de la misma. Sin embargo, el crítico José Monleón escribió que “ su inteligencia le hacía ver la mezquindad de la sociedad a la que servía, sin atreverse a afrontarla en los puntos fundamentales”.

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Teatro

La inmortalidad de Valle-Inclán: todo un testamento con el rótulo Luces de bohemia

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Luces de bohemia es el libro más famoso de Ramón María del Valle-Inclán. La obra completa se publica en 1924. Antes, vio la luz en la revista España, por entrega semanal desde el 31 de julio al 23 de octubre de 1920. Cuenta la vida de Max Estrella, poeta miserable y ciego. Valle se inspiró en Alejandro Sawa.

Si hay una palabra en la que se sustenta es deformación porque era la única manera de acercarse a la realidad, a ese Madrid, absurdo, hambriento, brillante. Creemos  que es extensible al resto de España, ésta es descrita por el personaje fundamental como una “deformación grotesca de la civilización europea”. En el recorrido-peregrinación nocturno de Max Estrella nos percatamos de hasta dónde podemos llegar en las relaciones humanas. Desciende a los abismos de la miseria, de la ignorancia. Es la obra maestra del esperpento en la que no cabe “honestidad”. Pero,  va más allá al reflexionar sobre la literatura como vida, como compromiso, pero también como arte. Sigue leyendo «La inmortalidad de Valle-Inclán: todo un testamento con el rótulo Luces de bohemia»

Teatro

Algo más que palabras

La tragicomedia Divinas palabras la escribió, quizá, el dramaturgo más influyente en el panorama teatral del siglo XX: Valle-Inclán. Se publicó, por vez primera, en la revista La Pluma  de Madrid en 1919; se estrenó el 16 de noviembre de 1933 en el Teatro Español de Madrid, pero no tuvo éxito. La obra está encuadrada dentro de Comedias bárbaras. Es el llamado ciclo mítico; es el paso previo a la aparición de la estética del esperpento. No fue escrita para ser representada. Pero, el Valle- Inclán  que conocemos, hoy, en cuanto a la lectura y representación de su obra fue muy distinto. En su época fue muy discutido; hoy se le venera no sólo en lo que dice sino, también, en cómo; su estilo raya la perfección.

            Su fuerza denunciadora y satírica entusiasma a los espectadores y lectores. Su cruel implacabilidad respecto de situaciones en los que andan metidos sus personajes, no sólo en Divinas palabras, es única; de ahí que sea admirada su trayectoria dramática por críticos, autores, directores de escena, etc.

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