Hacía tiempo que no visitaba el teatro Lara de Madrid-uno los teatros más coquetos, denominado, también, la «Bombonera de San Pablo»- situado en la Corredera Baja de San Pablo,15. Ante un público que en su gran mayoría rayaba juventud, desde la fila 2 contemplé la obra más perfecta en cuanto a lenguaje corporal, dicción, movimientos, play-back, sonido, escenario, la dualidad lenguaje culto-vulgar, gestos e incluso vestimenta de las cinco que he visto este año; es decir, todo lo que acompaña a una representación escénica; solo una brizna encontré en la pizarra que se mostraba en el centro del escenario: las abreviaturas de octubre y de septiembre les faltaba el punto (oct., sept.). Por lo demás, matrícula de honor. Mi más sincera felicitación.
Sinceramente fue una sorpresa, no lo esperaba; ni el título, ni su autor-lo siento, no tengo la menor idea- presagiaban un acontecimiento estelar, sí excelso. Dos horas para desgranar situaciones reales y ficticias de octubre de 2010 a septiembre de 2013. La brillantez hizo que el tiempo se detuviera en una sala que estuvo llena.