Personales

Segundo día de selectividad en Madrid

No me ha causado sorpresa, los lectores del diario El País estamos acostumbrados,  que la información sobre un acontecimiento primordial, como son las pruebas de selectividad, se arrincone a la página 4 del suplemento Madrid, y encima en página par. Ni siquiera en la portada del suplemento se nos informa; al parecer tiene más importancia lo de «Tío Pepe». ¡Todo un hito para los anales del periodismo! Pero, este es el periodismo que tenemos.

Por si fuera poco, el título de la crónica de P.A. me saca de quicio. Que yo sepa- soy vocal- el estreno no versó sobre Historia o Filosofía sino que fue  Comentario de Texto, Lengua y Literatura, que nombra de pasada. ¡Qué oportunidad ha perdido el periodista para ahondar en los dos temas que cayeron: «Realismo y naturalismo en la novela del siglo XIX» y «La poesía de la Generaciópn del 27» para reivindicar el conocimiento, la solidaridad y la generosidad que traslucen en los temas nombrados en estos días de tribulación; por ejemplo, la poesía como casa de misericordia o los nombres de Pérez Galdós, Clarín y Pardo Bazán como sustratos de tantas cosas existenciales como nos conciernen hoy.

Estoy convencido de que estos jóvenes, en el segundo día, vienen más tranquilos; respiran conocimiento y se muestran más cercanos, más sonrientes, despopjados ya de lo típicos nervios del primer día. Los veo pletóricos, con ansias de convertirse en universitarios. Espero que encuentren lo que desean y no desbarren el primer año, no pronuncien la expresión:»¡qué desilusión!, esperaba otra cosa». La ilusión, la utopía, la heterodoxia, deben predominar, ser simiente, en la Universidad.

3 comentarios en “Segundo día de selectividad en Madrid”

  1. Maestro Félix, su anterior comentario y éste sobre los días de selectividad en Madrid son un brillante agujón de tábano socrático. Aguijón que, sabemos, es tan lamentable que sea necesario pero que si alguien (que no será «El País» sin duda, porque no parece tener Prisa por ello, y perdone el pésimo chiste) no lo ejerce, entonces todos estamos fallando. Perdóneme el más que dejo de tristeza de este comentario, pero aparte acabo de enterarme de la muerte de quien forjó mis sueños adolescentesen laas letras escritas y estudiadas: Ray Bradbury. Usted habla de «la» Pardo Bazán, de Clarín, de Galdós. Si me permite la addenda, pienso en otro grande al que la desmemoria se empeña en borrar: Azorín. Y pienso -y sepa perdonar otra vez si casi en la cúspide del desencanto, pero ojalá el «casi» nos salve- en el implacable Don Miguel enfrente de Millán Astray. Ya mi comentario es más largo que su post, pero fui a mi biblioteca personal a buscar «El Aleph» de Borges, específicamente el casi final de su cuento «Deutsches Requiem», ése en el que un nazi encarcelado y a punto de ser ejecutado dice (cito): «Se cierne ahora sobre el mundo una época implacable. Nosotros la forjamos, nosotros que ya somos su víctima. ¿Qué importa que Inglaterra sea el martillo y nosotros el yunque? Lo importante es que rija la violencia, no las serviles timideces cristianas. Si la victoria y la injusticia y la felicidad no son para Alemania, que sean para otras naciones. Que el cielo exista, aunque nuestro lugar sea el infierno». Maestro Rebollo, demasiadas veces tengo mucho miedo de que, en perspectiva, hayan tanto vencido como convencido. Una vez más, sepa perdonar.

    1. Nada tengo que perdonarte, y menos a una persona sublime por lo que vienes escribiendo; además, contento de que me sigas y me leas. Simplemente una apostilla: en el tema de la selectividad no había que incluir a Miguel de Unamuno ni a Azorín ya que solo abarcaba a parte del siglo XIX. En el breve escrito solo aludí a tres porque son los más importantes; en otro rincón de esta página (16-02-2012) , con el mismo título, colgué cómo lo haría yo, pensando siempre en el espacio y tiempo de una prueba de madurez, que supongo ya habrás leído. Esta mañana en el desayuno me molestó cómo todo un periódico como El País diese una información casi oculta y rácana, y además con un título que falta a la verdad si es que el periodista ha mirado qué significa «estrenar» en el diccionario.

      1. Gracias, maestro Félix, y en un gesto que supera la complicidad y realmente llama a la humidad aun a los sagitarios (los que no la tienen ni veredadera ni Gracias, maestro Félix, y en un gesto que supera la complicidad y realmente llama a la humildad aun a los sagitarios (los que no la tienen ni veredadera ni falsa), puede obviar el «sublime», que no lo soy, aunque me abriga tanto el corazón (al decir del español de España) que me cuelgue ese adjetivo en estos tiempos tan pero tan duros. Por supuesto, me hago cargo en forma totalmente personal de haber adherido a Azorín y a Unamuno a ese XIX del que usted tan cabalmente habla. Quizá, por no decir sin duda, me influye que ese grandísimo historiador que es Eric Hobsbawm (y perdóneme otra vez, nuevamente por el sagitarianismo), con quien hemos coincidido, en sus libros y en correspondencia particular, respecto de que el siglo XX se inicia en 1914. De allí mi cronología inclusiva de José Martínez Ruiz y Don Miguel. Reciba, si acepta esta argentinidad que espero no sea impertinencia, mi fuerte abrazo. Juan Pablo. (P.D.: me imaginará, y no sin razón, del lado de García Márquez, quien va al Diccionario de la RAE sólo después de crear sus neologismos… pero «su referencia de usted» a «estrenar» sólo la supera el uso de «rácana». Sabe que, literalmente, en mi Argentina les decimos vagos sin eufemismos… o coisas peores que no son pertinentes acá.) Y bien sabe asimismo que jamás sobo lomos, sino que siempre agradezco a quienes nos enseñan… aprendamos o no.

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