A primera hora me persono en la Facultad de Biología en donde está la sede que me corresponde y en la que estoy convocado a las 8.30 horas. Son las 7.50 minutos; me dirijo a tomar un café; la cafetería está cerrada, me dicen que hasta la 8 no abren; en la espera, observo, a lo lejos, a una antigua compañera que viene acompañada con una joven. Nos saludamos, me presenta a su hija, y me lanza: doctora cum laude; mi más sincera enhorabuena, respondo. No me dejan que invite, quieren festejar conmigo la calificación.
A las ocho nos tomamos el café e invito a unos huesos de san Expedito que traigo en el bolso, como recuerdo de esas rosquillas que hacía mi madre en el pueblo. Son lo más parecido y que tanto gustaban a mi padre. Les encantan, sobre todo a su hija Isabel.
Otra vez, encargado de aula. Me ayuda al reparto de exámenes y a la vigilancia otra profesora de matemáticas. La primera prueba versa sobre comentario, lengua y literatura con dos opciones. En la literatura salen dos temas para el lucimiento: «La poesía de la Generación del 27» o «Realismo y naturalismo en la novela del siglo XIX». Si yo me hubiera examinado me hubiese decantado por el segundo. Es más creativo.
Yo sin dudarlo hubiera escogido generación del 27. Recuerdo que en mi año cayó también, la otra opción era, creo, un poema de Machado y hablar sobre San Manuel Bueno Mártir…adivina, escogí a Machado…:-)
Nos encanto verte y compartir las exquisitas rosquillas, receta de tu madre. Siempre trabajando y siempre al dia.
Un beso
Carmen e Isabel
yo, en el examen, estaba ya harto de la Generación del 27, según llegábamos a la facultad TODO el mundo iba hablando de lo mismo y memorizándose lo mismo, así que la verdad, fue un alivio ver que podía contestar otra cosa en el examen…. Además el discurso era más fácil que el ensayo.