Poesía

Endymion,una lectura necesaria

Endymion, una lectura necesaria

Félix Rebollo Sánchez

Que J. Keats se edite en el siglo veintiuno es buena señal; lectores no le faltarán  al poeta que podemos recordar en todo su largor en el epitafio de su tumba de Roma: » He lies one whose was write in water», y plasmó para la eternidad «Beauty is truth; truth, beauty. That is all». Ya en el primer verso del libro primero lo pone como luz: «A thing of beauty is a joy for ever»; y más adelante remacha; «yes, in spite of all,/ some shape of beauty moves away the pall / from our dark spirits». Las palabras de Arnold todavía tienen vigencia: «ningún otro poeta después de Shakespeare ha poseído la fascinadora capacidad expresiva de Keats».

Nos adentramos en la simbología del poema; sinceramente qué más da, aunque haya aspectos capitales, en las diversas opiniones, para ir más allá de la palabra; entre ellas destaca la tesis doctoral de don Esteban Pujals Geselí en la que insiste en la multiplicidad alégorica; hasta cierto punto es lo más certero en la literatura y más cuando hablamos del género poético. El hecho de que haya sido contemplado con la tríada cuento, romance o relato poco importa; lo primordial es su lectura y si nos sirve para el camino existencial que hemos emprendido.Cortázar se atrevió a definirlo como “libro suelto y despeinado, lleno de interpolaciones y saltos y grandes aletazos y zambullidas”. Es la plenitud y la luz.
rtzarEn los casi cuatromil versos repartidos en cuatro momentos se nos narra la vida de Endimión y sus amores, basados en la mitología aunque con añadidos del poeta.

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Keats, J., Endimión. Madrid, Cátedra, 2017

Novela

Rayuela, ¿un clásico?

A fuerza de ser sincero, cuando me acerqué a su lectura-tengo la edición de 1984- lo hice ya cuando la vía de la inteligencia suscita algo más que unos apuntes de clase; es decir, ya había pasado los cinco años-vallas de la Licenciatura, la pendiente de los dos cursos de doctorado,  y estaba inmerso en mi primera Tesis, Las novelas de la primera época de Galdós, publicada en la editorial Tantín como Novela y Sociedad en Galdós. Me percaté de que la novela era algo más que un ejecicio literario por lo que la terminé, pero con ese prurito de no haberla comprendido del todo. Ahora, cincuennta años depués de su primera publicación y veintinueve de mi primera lectura, me acerco con otro mirar desde una almena distinta.

Para adentrarse en la novela hay que arroparse de creatividad, ser un lector activo, de lo contrario, tal vez, sintamos la idea de abandonarla. Me llamó la atención en sus primeras líneas,  «…que la gente que da citas precisas es la misma que necesita papel rayado para escribirse o que aprieta desde abajo el tubo dentrífico» (pág. 120, de Cátedra). El inconformismo como actitud estaba ahí. La búsqueda existencial como necesaria para huir del ropaje convecional de la sociedad. Lo de novela total como leímos de estudiantes es una expresión manualesca que de poco nos sirve. Con el tiempo transcurrido oí muchos apelativos que hoy no se sostienen, probablemente porque, a veces, sin leer una obra lanzamos las campanas a voltear. Claro que contribuyó a una liberación del género lterario, pero no político; al menos, el texto en sí; a no ser que lo entendamos como varapalo al convencialismo y exaltemos la libertad de vivir.

Humorismo, inteligenica, preguntas, saberes, comportamientos, inconformismo, rebeldía, libertad, sexo, amor, inseguridad, lucidez, y así un dédalo hasta ese agurjero negro sugerido por el autor. Ya en las primera páginas me descolocó la frase «Ese idiota que quería ver para creer» (pág.144). El adjetivo idiota supone una carga de negatividad que me chocó, y, en realidad, se podía haber evitado.

Otra aspecto que no entendí fue  por qué se quería indagar quién era «la Maga». ¿Y qué más da? Es una pregunta inane que  nos debilita; es lo mismo que cuando alguien te pregunta, ¿de qué va? Es  lo que denomino el lector pasivo. Así es cuando no llegamos a nada, y menos, en este caso, a denominarla como clásica porque un puñado de críticos la hayan reverenciado; lo clásico, no viene por ahí, sino, como ya escribió William Somerset, «porque muchos lectores, generación tras generación, hallan placer y provecho espiritual en su lectura». Dejemos, por tanto, que los/as lectores cumplan con el deber de elevarla a los altares literarios, o dejarla sin más en el umbral.

Ensayo

La novela y el cuento hispanoamericano en la segunda mitad del siglo XX

La novela hispanoamericana en la segunda mitad del siglo XX  ha sido considerada como un hecho luminoso en el arte narrativo. La crítica distingue tres momentos: el realismo tradicional, el realismo mágico y el experimentalismo. Dejando aparte el primero, la novela que se produce en la segunda mitad está revestida de lo mágico y de lo que se ha denominado novela experimental. Con ambos términos se llega a lo existencial y a la innovación formal. La mejor narrativa se ha asociado al “realismo mágico” como superación del denominado realismo. Se comenzó en los años cincuenta, como resultado de enlazar ideología y estética para reproducir una realidad en la que se aúnan historia, mito y naturaleza. El término llegó a llamarse “real maravilloso” que abarca las dualidades tradición-modernidad y culturalismo-vanguadia, en la que caben regionalismo, indigenismo. Todo como una ventana abierta al orbe.

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