He hecho un alto en la relectura de Bella del Señor-terminé la primera parte-para leer el último libro de Luis Goytisolo, Coincidencias, 2017. Muerto su hermano Juan, vuelve a hablarse del Premio Nobel para el novelista-académico; escribo esto porque hace algún tiempo-unos siete u ocho años- asistí a una conferencia en la que el protagonista fue un escritor sueco y desgajó que Luis Goytisolo sonaba en Suecia para el Premio; al final, en el coloquio sugerí que también se tuviera en cuenta a Juan Goytisolo; que se diera, por vez primera, a dos galardonados; hubo silencio, y el escritor sueco me contestó: «tomo nota».
Mas allá de estas consideraciones, Coincidencias-aun reconociendo que está muy bien escrito para lo que se publica hoy-, hay que felicitarse, pero me quedo con sus novelas de los años ochenta-noventa; ¡cuidado!, entiéndase bien, el libro se lee con delectación, aunque como podemos observar en la contraportada es atípico. Cuando comienzas la lectura piensas que no es una novela; al terminarla, te surgen las dudas; piensas que todo este torbellino son hechos que ocurren hoy, y que además la estructura de la narración se atiene a ese común denominador como son los personajes que participan bien cohesionados. La dependencia del móvil, las fantasías de los jóvenes, las clases altas, los automovilistas cabreados, hombres de negocios, desayunos en hoteles, erotismo, pijos, medio ambiente, hacer la calle, camarera de hotel, despedidas de soltera, ecología, etc.; todo este abigarrado mundo forman lo que se denomina una novela coral. Todo, un alarde de sabiduría con una escritura rayando la perfección.
Desde luego, nada como Antagonía.