Novela

Viaje hacia la luz

El título de este comentario lo he extraído del final de las líneas que O´Neill dirige a su mujer en el duodécimo ainiversario de su boda. El regalo es el manuscrito de Long Day´s Journey into Night en 1941.

Que el autor haya dicho que Largo viaje hacia la noche es su mejor obra, de poco sirve si el lector/a no percibe esas señas que lo corroboren. Tal vez, el dramaturgo lo aseveró porque los planos dramáticos se asemejan a sus rasgos autobiográficos, bien sean personales o literarios; en lo que sí parece nítido es la fuerza con que quiere construir un nuevo teatro que rompa con el anterior, poco importa  que nos inmiscuya en la vida pasada en un largo viaje, en el que en el final los personajes se echarán en cara los rencores, las mentiras, la doblez, las falsedades, en un ventanal pletórico por el que entrará el conocimiento, el perdón, la comprensión.

Si esta catarsis fue así, ¿por qué el dramaturgo escribe que la obra no debe ser publicada, ni representada hasta veinticinco años después de su muerte, más allá de que no se cumpliera su deseo? Siempre con las contínuas preguntas que los lectores nos hacemos, y con derecho, ya que  la hemos comprado; el autor nos otorga todo y, sobre todo, la palabra. La ha vendido.

El eterno problema existencialista humano nos inunda, nos envuelve, nos aprieta; es tan obsesivo que en ese acorralamiento nos dispara hacia veredas distintas pero con el zurrón pletórico del sentido de la vida. Cada uno es libre, sin duda, pero la soledad nos hace caminar por la vía religiosa o filosófica porque el nihilismo como vida no se sostiene, a pesar de que en la obra de Shakespeare, Macbeth, el personaje, poco antes de morir defina la vida como «a tale / told by an idiot, full of sound an fury, / signifying nothing». Si fuera así el escalofrío sería terrible.

Lo que no se mantiene es que ante la nada, que prime el alcoholismo, la droga, el suicidio; estos caminos sí son oscuros, desalentadores para los seres queridos. O´Neill, ¿escribe la obra para que no caigamos en ese largo viaje hacia la noche? Él sufrió esos avatares, ¿pero tienen que ver con el fracaso de sus tres matrimonios? ¿Puso de su parte todo o cayó en la dejadez? Son preguntas al azar para que el oxígeno nos ayude en este camino existencial, el eterno problema tantas veces planteado, y no resuelto.

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