Personales

Segundo cross del curso 2019/20 en la Universidad Francisco de Vitoria

Con un sol implacable en una mañana esplendente se celebró el cross de la Universidad Francisco de Vitoria en la que resaltan las instalaciones que rozan la perfección. Este año, como novedad, en cada recodo guadianesco del cross había grupos de voluntarias que nos animaban e incluso deslizazon en algún recodo piropos que agradecíamos. A esto hay que añadir la música, también novedosa este año, por lo que el cross estuvo animado. Y ya, gracias a las que me animaron- que estaban en sitios estratégicos de la carrera- y , sobre todo, en ese final al llegar a la meta por los aplausos atronadores que recibí.

Con esa luminosidad nos despedimos para el siguiente- día 19- que se celebrará en la Universidad Carlos III en Colmenarejo (Madrid) ya que el siguiente sábado-día 12- por ser festivo no hay carrera. Buena tarde.

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Poesía

Otro poeta que escribió en agua: Carlos Sahagún

Otro poeta que escribió en  agua: Carlos Sahagún

Félix Rebollo Sánchez

Hace unos días se nos fue una voz poética dentro de los que se ha denominado “Generación de los 50”; para ser más exactos de la “la promoción del 60” en la que se incluyen, también, J. Á. Valente, Ángel González, J.G. de Biedma, Félix Grande, Eladio Caballero y Francisco Brines. Esta terminología corresponde a la crítica que lo encajó en un momento determinado. Lo mejor, como homenaje, es leer al menos su primer libro: Profecías del agua, premio Adonais de 1957, que comienza con “En el principio, el agua / abrió a las torres de la paz-eran tiempos de paz-, bajó a los hombros de mi profesor/-aquellos hombros suyos tan metafísicos, tan doctrinales, tan / florecidos de libros de Aristóteles-, bajó a sus hombros, no os engaño, / y saltó por su pecho como un pájaro vivo”. La reminiscencia de san Francisco de Asís es nítida que alababa al Señor “por la hermana agua”.

            Su primer libro es un canto a la existencia, es una alegría que provoca; es algo que dimana para aposentarse, erigirse sobra la sombra ( “Entonces, sí. Por las paredes, / como un hombre invisible, entraba la alegría, / nos echaba los brazos por los hombros, / soplaba en el cuaderno, duplicaba / las malas notas, nos traía en la mano / mil pájaros de agua, y de luz, y de gozo”). Y destella cuando irrumpe con el verso “Y os juro que la vida se hallaba entre nosotros”. Después glosó una infancia herida por el hambre y la miseria en Como si fuera muerto un niño. No contento con lo dibujado se adentra aún más en estos temas con Estar contigo. Es el testimonio hecho carne; es el hacer frente a la situación que le ha tocado vivir y ensimismado la describe como “la tiranía del silencio”. Nadie se hacía cargo, ante la frustración clama: “Solo espuma en la orilla y tierra inhóspita / bajo los pies descalzos, anhelantes / y acobardados”.  

            Su último libro Primer y último oficio recoge, ensambla con el primero, toda la existencia en la que se derrumba ante el final no sé si con tristeza o abatimiento: “ por él avanzas como quien sostiene / a vida o muerte, un cuerpo sobre el agua”. Siempre el agua presente en la que hallamos tanta simbología desde el agua como salvífica bautismal, como el inicio de la inocencia de la alegría del vivir.

Poesía

Homenaje a Juan Ramón Jiménez al cumplirse 100 años de la publicación de Platero y yo (la primera edición es de 1914 y consta de 64 capítulos, la definitiva es de 1917 de 138)

Ninguna duda para enarbolar a los dos poetas que constituyen los cimientos de la poesía española de la primera mitad del siglo XX: Antonio Machado y Juan Ramón Jiménez (Premio Nobel-con acento tónico en la /é/, por favor). Este va más lejos en esa búsqueda de lo esencial, por su inquietud intelectual revestida de espiritualidad.  El icono juanramoniano es Platero y yo. Es el libro más conocido del poeta, el que te pide emoción ante lo que escribe,  el que se adentra en el alma del lector. Detrás está el ir muriendo, que es el gran tema del libro, de ahí ese tono elegíaco. La muerte lo apresa todo, precedida del tiempo como esa  sensación de acabamiento. La  alegría y la pena-escribió el poeta-son gemelas. Sigue leyendo «Homenaje a Juan Ramón Jiménez al cumplirse 100 años de la publicación de Platero y yo (la primera edición es de 1914 y consta de 64 capítulos, la definitiva es de 1917 de 138)»