Pérez Galdós

Pérez Galdós » a la par de Cervantes»

Aclaro que «a la par de Cervantes» no es expresión mía sino de Andrés Trapiello, pero que asumo. De estudiante escuché tanto en la Enseñanza Media como en la Universidad «después de Cervantes: Galdós». La he mantenido cuando era necesario en la docencia. No olvidemos que hasta que llega Galdós nadie se preocupó de Cervantes, salvo los ingleses. No se puede dudar que fue un maestro en el mirar la sociedad, en la belleza y en la penuria, y, sobre todo, en haber sabido escuchar las variedades del habla.

La semana pasada publicó en El País semanal Javier Cercas un artículo con el título «Galdós», que leí con atención. Al terminarlo pensé inmediatamente: ¿cómo es posible que un profesor universitario intente despreciar a una gloria nacional valiéndose, ¡qué cosas! de otro artículo de una galdosiana como Almudena Grandes, que vate el récord de lecturas hoy. Por cierto, el otro día estuvo en el Ateneo de Madrid impartiendo una conferencia sobre Galdós y se salió (¡inmensa, impresionante!). A esto hay que añadir que se «apellida socia» en expresión esproncediana.

El profesor comienza su artículo: «Buscaba yo la forma de razonar en esta columna por qué me gusta menos Benito Pérez Galdós…..». Nada que objetar al gusto. Ahora bien, cuando escribe «Galdós, en efecto, se halla en las antípodas de eso». Paré la lectura para coger aire; lo primero, yo prefiero «los antípodas»-lo aprendí en la E.G.B.-. Ya sé que la Academia lo da por aceptable, pero nos insta a que empleemos el masculino. que es la forma correcta. Sr. Cercas, lo de «pensar o no pensar» no siempre ocurre, pero al final es el lector/a el que se decanta por lo que lee, aunque observe la línea del autor. Usted mismo lo hace, en concreto en Anatomía de un instante y en Soldados de Salamina.

Lo que me sacó de quicio: «pueden asimismo aprenderse leyendo libros de historia ( a veces, incluso, un buen manual)». Recapacité y me pregunté, pero ¿este señor habrá leído a Galdós? ¿Qué habrá leído de su inmensa obra (artículos periodísticos, ensayos, cuentos, novelas, cartas, teatro, episodios nacionales)? Incluso estuvo al lado y apoyó revistas modernistas como Electra y Alma española. Su final no se sostiene, casi es un insulto a los millones de lectores de Galdós. La expresión huera, manida «llevados por el celo patriotero» es impropia de un intelectual y menos de un profesor universitario. Ahí estuvo Galdós y estamos sus lectores. Para mí es un insulto ese adjetivo. Por cierto, por lo de «manual» mandé esta carta a El País, que no se publicó: Lo que sí es manualesco: «Fortunata y Jacinta es, tal vez, junto a La Regenta la mejor novela española del siglo XX». Percibo que ha leído poco a Galdós. Como Fortunata tiene por lo menos diez más. Prosiga leyendo y luego escriba.

La contestación ante tanto despropósito vino en el Babelia último con el título «Novelas y doctrinas» del novelista y académico Muñoz Molina, que raudo lo tuitué «urbi et orbi», claro y añadí mi felicitación. Sus ideas conforman el estandarte galdosiano.

No contento el sr. Cercas con el varapalo a una de las tres glorias nacionales (Cervantes, Lope de Vega, Galdós), de inmediato, escribe carta a la directora que pudimos leer «on line» y a la mañana siguiente en papel. Su contestación lo estropea más; yo no veo que lo razone como apunta la carta y menos con «desde Valle-Inclán o Baroja hasta Juan Benet-por mencionar solo escritores españoles-» Me sorprende que usted escriba esto. Valle-Inclán y Baroja aceptaron el magisterio de Galdós. Vamos por parte. Lo de Valle-Inclán. Usted no aporta datos, aunque puede que tenga en mente-como tantos- «don Benito el garbancero» de Luces de Bohemia. A esta expresión recurren siempre los que no leen a Galdós. Valle- Inclán admiraba a Galdós- lo repito: ¡lo admiraba! Aceptó su magisterio- como han escrito quienes le conocieron y críticos como Bermejo Marcos, Fernández Almagro, Iglesias Feijoo, etc. Pero es que la expresión «don Benito el garbancero» es de Darío Gadex, no de Valle-Inlán; eso sí cuatro años después de la muerte de Galdós. De todas formas, no se debe tomar de forma literal el exabrupto (intelligenti pauca).

A pesar de que Valle-Inclán no fue atendido por Galdós en dos ocasiones; la primera, cuando le pide entrar en el teatro como actor: le escribió una carta para que le recomiende a Carmen Cobeña y Emilio Thuiller para que lo incorpore a la compañía. Pero fue Benavente, al enterarse, el que añadió un personaje Teófilo Everit, ejemplo de poeta modernista, a la obra que estaba componiendo La comida de las fieras y actuó. La segunda, lo más conocido: El embrujado. Valle-Inclán le pide a Galdós que haga lo posible para que se estrene su obra después de que las compañías privadas le cerraron las puertas, estamos en 1912. Galdós era el director artístico de El Español. Las compañías tenían entonces un poder enorme; tanto la compañía como Galdós no tuvieron a bien estrenarla por falta de calidad («por su juicio crítico»). Parece que no le faltó razón ya que la obra no tenía la calidad que su autor le suponía. El tiempo le dio la razón. Interesante fueron las conferencias que se desarrollaron en el Ateneo de Madrid acerca de este episodio; pero, en ningún momento, habló mal de Galdós. Antes de escribir (allá va) hay que leer y documentarse.Por si había alguna duda: Valle-Inclán en Cenizas toma como modelo a Galdós, Ibsen y Dumas.

Lo de Baroja es otro cantar. Seamos serios, hasta mi entender, solo se refirió a Galdós en un prólogo a La nave de los héroes, en 1925. Es decir, cinco años después de la muerte de Galdós. en el que atacaba al personaje el «Empecinado» de uno de sus Episodios. De Benet sí-pero no de forma desaforada-, en alguna ocasión, su no simpatía con Galdós, pero en periódicos o tertulias y que conste que he leído a Benet y también escribí en la revista Ínsula acerca de su obra de forma laudatoria y siempre lo expliqué en mis programas docentes cuando no era tan fácil; no sé si todos pueden escribir lo mismo. Aunque sea en los periódicos hay que tener cuidado con lo que se escribe porque detrás hay un mundo que, quizá, se sonroja por tanta frivolidad como creo que el sr. Cercas ha escrito esta semana. Sin duda, tiene todo el derecho a opinar e incluso escribir que no le gusta pero no con argumentos que no se sostienen y menos descalificando a sus lectores.

Coda.La nómina galdosiana es inmensa ( es un poco fuerte, pero el desconocimiento de la obra de Galdós del señor Cercas es sublime, raya lo insólito, al menos por el artículo de El País semanal , y si no es así «perdones mil», quizá tuvo un mal día); pero voy a citar algunos que leyeron y apoyaron con ahínco: Torrente Ballester,Clarín, Max Aub, Jacinto Benavente, Juan Ramón Jiménez, Gregorio Marañón, Antonio Machado, García Lorca, Cernuda, Vicente Aleixandre, Luis Cernuda, Américo Castro («no ha habido y no lo hay todavía un novelista español tan grande, tan rico como él, con excepción de Cervantes». Hasta Rafael Aberti en su Arboleda perdida escribe del «grande y popular novelista Benito Pérez Galdós, (…), la del inmenso novelista dejó también en mí sus escondidos hoyos». .

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Literatura

Cartas (1604-1633) de Lope de Vega

Félix Rebollo Sánchez

«Yo nací en dos extremos, que son amar y aborrecer. No he tenido medio jamás»(c.189, p. 445).

En enero de 2018 saltó la noticia de que la Biblioteca Nacional de España había adquirido 117 cartas-96 escritas por el puño y letra del Fénix de los ingenios-. Ya se conocían las que publicaron Agustí G.de Amezúa-reeditadas en facsímil por la Academia en 1989-, Nicolás Marín y Ángel Rosemblar. Incluso el hispanista norteameriacano Donal McGrady, recientemente, ha publicado ochocientas diecinueve. Tal vez nunca sabremos con exactitud las que ecribió.  Ahora, la editorial Cátedra-con buen criterio- publica las Cartas de Lope de Vega, gloria nacional; faltaban; solo resta leerlas y no recurrir a los chascarrillos que se cuentan del más grande dramaturgo-poeta en lengua castellana del que han bebido tantas generaciones de poetas y dramaturgos; claro, sus rivales-entonces y siempre- les mueve la envidia, y no quieren aceptarlo; pero, cuando se estrenaba una obra caían genuflexos ante la magnificencia artística; hoy ocurre igual; siempre los teatros llenos; es único ante las representaciones allá donde las hubiere. Creador de Arte nuevo de hacer comedias, toda una preceptiva, una simiente que crecerá con luz radiante.

Las Cartas que publica la editorial Cátedra para el duque de Sessa en las que apreciamos no solo lo literario sino también lo histórico y biográfico deben servirnos para un mayor conocimiento de Lope ; sin ellas, no podremos analizar un siglo tan emocionante y convulso, ante escritor tan prolífico.Todo se recoge: conventos, iglesias, amoríos, gastos, autos de fe, vestimenta, hijos-su Marcela:»serrana hermosa, que de nieve helada»-, esposas, mentideros, sacerdocio, citas evangélicas, celos, viajes, desavenencias, Góngora, sentimientos, Cervantes, Quijote, Marta de Nevares, fiestas, frailes, espiritualidad, amor, etc. Leámoslas para entender no solo su vida sino también su teatro y poesía.

A buen seguro, todo lector de Góngora buscará  alguna que se refiera al poeta cordobés. Efectivamente en la carta setenta y cinco-13 de septiembre de 1613- podemos ver una crítica a la Soledad primera («Un cuaderno de versos desiguales y consonantes erráticas se ha aparecido en esta Corte con nombre de Soledades, compuesta por vuestra merced, y Andrés de Medoza se ha señalado en esparcir copias»). En otra carta-la más extensa-, el 16 de enero de 1614-83 del ensayo- le da consejos: » Si vuesa merced, como lo dice, fuera observante de los preceptos de Horacio, dejara reposar sus obras, si no el tiempo que él aconseja el necesario por lo menos para que salieran libres de descuidos, que aunque es general en que en esta han introducido algunos poetas nuestros, deseosos más de gozar las flores y agudeza de ingenio que la madurez y  fruta del juicio, viciándose por no practicar lo más precioso de su Arte, vuestra merced no puede excusarse con los muchos siendo tan único en publicarse, tal en la observancia de él.» El atrevimiento de Lope con sagaz satírica lo observamos en el soneto que aparece en el epistolario-carta 310-; son nítidos los dos tercetos: «Mal afecto de mí con tedio y murrio/cáligas diré ya, que no griguiescos, /como en el tiempo del pastor Bandurrio. Mas que me enciendas turcos o tudescos: / tú letor Garybay, si eres Gongurrio, /aplaude los que son polifemescos». Se ha llegado a la conclusión de que detrás de Bandurrio se esconde el nombre de Góngora. La confusión del lenguaje de Góngora le lleva a pensar que solo un buen conocedor de ella la puede aplaudir, de ahí «Gongurrio». No hay duda que «polifinescos» se refiere al Polifemo, el gran poema gongorino.

Las anotaciones a cada una de las cartas-311- nos ayudan a comprender algunos aspectos primordiales de la época para un mayor conocimiento; el trabajo del editor es encomiable. Además añadió la amplia bibliografía que tenemos de Lope: manuscritos, impresos, ediciones, estudios. Sin duda, era necesaria esta nueva edición; aporta aspectos desconocidos y clarividentes.  Se percibe un cierto empeño en dar aconocer la importancia que tiene el poeta-dramaturgo, por tanto gloria para el editor.

Lope de Vega, Cartas (1604-1633). Madrid, Cátedra, 2018, 684 págs.