Personales

Desde mi ventana 4

La primavera ha llegado con agua; buena señal para el campo fundamentalmente; siempre me acuerdo de esa Extremadura privilegiada en cuanto a hierbas, árboles, jaras, olivos, eucaliptus, alcornoques, retamas, tomillos, encinas (carrascos en castúo), etc.; en estos días la lluvia para esas tierras es una bencición celestial y, en verdad, siento contento;ahora, los cerezos en flor en el que la vista recoge todo su esplendor ante quizá más de un millón que jalonan las estribaciones del Jerte; el que no haya ido a verlo casi es un obligación que lo contemple; allá hallará una visión en la que quedará como extasiado ante tanta quietud y belleza.

Desde mi ventana contemplo que el árbol de la calle supera ya los cristales; tan frondoso, que no veía desde hace tiempo, ayuda a la exaltación de vivir; a esto hay que unir el silencio aclamador que rezuma, salvo a las 20 horas de cada día en el que los aplausos son como una armonía de solidaridad, y cuando terminan desde una terraza a todo volumen se oye la música de «Resistiré». El tiempo de espera marcará el cambio profundo de la sociedad si no queremos que otra vez el planeta nos avise, tal vez con más rigor. En estos días encapotados, y no solo de lluvia, la poesía puede ser un antídoto- además de no ver la televisión- de los posibles nubarrones que nos insten al desámino. La interiorización es la palanca para la liberación y la fructificación de la felicidad humana a la que tendemos y origen de nuestra existencia.

Cantando sobre el atril by Félix Rebollo Sánchez is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 España License