Con esta última selectidad, ya todo será ayer; ni la prueba, ni los/as correctores serán los mismos y, quizá, ni siquiera se celebre en las Facultades o, al menos, eso es lo que estaba previsto, por lo que el aire primaveral y fresco de la mañana de la ciudad universitaria de Madrid no acompañará a ese peregrinaje que año tras año recorrían personas pletóricas de ensueños; tal vez, la forma más certera para ser feliz; en un mundo tan material, la utopía, el ensueño, lo espiritual son fuente purificadora que nos conduce a la lapidaria frase «hay que vivir», aunque la dualidad sombra y sueño nos irá advirtiendo, recordándonos que somos ceniza-si bien llena de vitalidad-, que somos camino existencial y no podemos mirar atrás. So long, so long.
Aún recuerdo la mía, Félix.
Las cosas cambian, ya veremos si para peor o para mejor, aunque se puede elucubrar….
¿Todo bien? Besos, M. Lorite