En enero se retoma, lo que ya va siendo una obligación, el cross universitario, pero en el que también se puede participar como independiente. En una mañana típica de invierno en el umbral de la sierra madrileña nos hemos dado cita una vez más caras conocidas de este curso y de anteriores aunque también aparecen «novicios/as» con los nervios propios de quienes van a la aventura. Las chicas se resisten, aunque ya van perdiendo ese miedo y cada vez se acercan más a estas carreras; creo que se ha batido el récord de participantes esta mañana.
Mi enhorabuena a la organización, salvo el retraso; el resto, rayando la perfección, amén de la instalaciones que sirven de espejo. Y cómo no, gracias mil a la masajista italiana de la ciudad de Como que me tocó para las descargas típicas de las piernas después de la carrera; vine nuevo y contento.
