Con alegría vamos llegando los/as que paticipamos en la carrera, un año más, en este día esplendente a primera hora. Rostros primaverales y curtidos nos dirijimos a pedir el dorsal. Sonrisas, saludos, alegría, encuentros se perciben en el ambiente. La naturaleza nos acompaña con un paraje digno de ser cantado por los vates más ilustres o romnanticos.
También los «peques» son acogidos con dulzura; ellos correrán desde los cuatro años cuando terminemos el resto. Son la simiente no solo del atletismo sino también del entorno universitario. En estas carreras es obligado inspeccionar el terreno sobre todo para los noveles; otros/as pasean, charlan entre pinos arrengados, altivos, carrascos-encinas, jaras; y algunos con bolsas a la búsqueda de setas hasta que principie el cross.
Si durante la carrera el tiempo fue ideal, más tarde el cielo se cubrió de nubes y el agua nieve comenzó como si fuera un maná que anunciaba frío y cambios de temperatura.
