Los movimientos literarios son difíciles de definir ya que se entremezclan, se apoyan unos con otros, y más, en concreto, el romanticismo, por lo que no podemos ponerle puertas. Pero sí debemos decir que surgió en Alemania e Inglaterra a finales del siglo XVIII, que se extendió por el resto de Europa en la primera mitad del siglo XIX. Es el final de la razón, de la regla, con primacía de la libertad, la voluntad individual, predominio del yo, del idealismo-amor, felicidad, paz, justicia-, de lo popular, culto al sentimentalismo-mujer, paisaje-, reivindicación del cristianismo-sentido de la vida y de la muerte, el destino-, imitación a los grandes de Europa como Calderón, Shakespeare, Dante, etc. Es el derecho de una persona a expresarse sin cortapisas, a realizarse en plena libertad en su entorno.
En la poesía romántica inicial, el que marca la entrada al Romanticismo es William Cowper (1731-1800) con versos pletóricos de melancolía religiosa. E. Young (1683-1765) marca el prerromaticismo inglés con Noches, en la que lo melancólico, lo fúnebre, lo sepulcral cobra todo su vigor. W. Blake (1757-1827) con una tendencia visionaria y mística repletas de idealismo en la que la naturaleza le sobrecoge. Destacan dos obras capitales: Songs of Innocence ( es el canto del alma en el estado espiritual), Songs of Experience (canto del mal). Es nítido en el verso: «Every Natural Effect has a Spiritual Cause not a Natural». Blake proyecta una sociedad llena de espiritualidad; es como una relectura de la Biblia. Más allá de clasificaciones,catalogado como prerromántico, hay que tenerlo en cuenta en la lirica inglesa como voz destacada, y no como excepcionalidad. Da igual que algunos lo sitúen en el prerromanticismo y otros en el centro; lo importante es su poesía; la bifurcación no siempre nos purifica. Wordsworth y Coleridge con Baladas líricas sentaron la base de la poesía inglesa; abrieron una ventana para que entrara aire poético del qe hoy día todavía se aprovechan los poetas de los siglos XX y XXI. De Wordsworth (1770-1850) se dice que ha impregnado tanto «que cualquiera que escribe o lee poesía, lo sepa o no, la lee y la escribe wordsworthizada». En el poeta ,cada poema es un mirador, un matiz tal vez inédito para hacernos más visible lo existencial; para que entendamos cuán importante es la intensidad de vivir. Una obra que ha trascendido las fronteras es La Abadía de Tintern. Wordsworth no es la cima del romanticismo, pero sí foma parte. ¿Es novedad como se ha escrito de su poesía que estableció un viínculo entre la naturaleza de siempre y la mente individual? Ante la duda ,sí contribuyó a enlazar la naturaleza inhóspita y su conciencia vivificadora.
Byron con Caín-drama en verso-, Composiciones fugaces, Don Juan; todo un mito en los anales de la literatura al convertirla en su apasionada vida personal. Keats con Hiperion, Endimión, y sus cinco Odas; P. B. Shelley con su obra dramática-lírica Prometeo desencadenado-drama lírico e ideológico-, o la magistral Oda al viento del oeste; Giacomo Leopardi con Idilios, Cantos. Defendía la perfección formal por encima de todo, incluso en el carácter filosófico de algunos de sus versos; sin olvidarnos de su portentosa imaginación. A. de Lamartine con Meditaciones poéticas- conjunto de poemas elegíacos que tuvieron mucha repercusión-.Heine con Libro de canciones.
Hördelin con El archipiélago, considerado como su mejor poema. Ha pasado a la historia con un romanticismo pleno de mistecismos esmaltado de naturaleza; pero también como un pesimista al ahondar en el mal de las personas, sin que se escape la naturaleza; forman un todo. Novalis con Himnos a la noche; en su poesía contemplamos la tríada filosofía-poética-literaria. Forman un mosaico. Víctor Hugo con Odas y baladas, Las hojas del otoño. Su poesía es una reflexión sobre lo que encierra la creación.
Es el contexto literario poético en el que sobresalen ideas esenciales como: – la poesía debe llegar a la liberación de la belleza escondida; – independiente del verso y de la prosa: – la poesía como reflejo de la personalidad del hacedor; – la poesía como libertad creadora, no debe someterse a reglas que impidan su quehacer. Y por encima de todo dos campos líricos: el intimismo (melancolía, nostalgia, paisaje, fluir del tiempo) y la poesía épica, grandiosa (largos poemas, que se alternan con la narración, con temas amorosos destructores, la rebeldía, la muerte como liberación, etc.).
En el género de novela histórica, la herencia que dejan los ilustrados sirve a los románticos para reivindicar la historia como vida, como algo dinámica, mezclan verdad y ficción. Proliferan las novelas ambientadas en épocas pasadas entre la verdad histórica y la pura ficción, con ello consiguen lo que se ha denominado la evasión de la realidad. Esta concepción es transportada a los diversos géneros románticos, aunque es el género narrativo el que más sobresale. El aunamiento entre historia y novela se percibe en los hechos narrados en los primeros años del siglo XIX, en Inglaterra, Italia, España, Francia, América, Alemania. Algunos mantienen que el auténtico romanticismo parte de Inglaterra y Alemania.
En Inglaterra el que más destaca es Walter Scott ( 1771-1832). En sus novelas se reflejan características del Romanticismo, como la lucha por los ideales, el héroe que se enfrenta a la sociedad que le rodea, seres desprotegidos. Sus relatos proceden de leyendas populares y de documentos históricos Su dinamicidad a la hora de narrar aventuras nos sumerge de tal forma que no aceptamos distracciones. No nos importa que no profundice en los personajes, nos basta con que los ambientes descritos lleven esa impronta romántica. Destaquemos obras como Ivanhoe (1919)- la época de la invasión normanda y de los conflictos con el pueblo anglosajón-, Rob Roy (1817), sobre la figura de “Robin Hood”. Los encantamientos entre los clanes familiares escoceses con los invasores ingleses. Quentin Durward (1823), el mundo caballeresco inglés. La considerada la primera novela histórica: Waverley (1813) en la qu aparecen impresionantes descripciones de paisajes y hechos históricos relevantes.
La novela histórica inglesa se adentra en los sentimientos más nacionalistas y vitales, por medio de los cuales las personas son consideradas como el resultado de las condiciones externas. Al lado surgió también la novela sentimental. Citemos a Jane Austen (1775-1817), con Orgullo y prejuicio, Emma, sobre la condición femenina; las hermanas Charlotte (1816-1855) con Jane Eyre-evocación a la lectura-. La protagonista desde el principio se entusiasma con los relatos de amor y aventuras que Isabel le cuenta, o cuando lee a escondidas una historia de pájaros ingleses. Emily Brönte (1818-1849) con su inmortal Cumbres borrascosas. Mary Shelley(1797-1851) es conocida, sobremanera, por Frankenstein o el moderno Prometeo (1818), caracterizada como novela de terror, otros prefieren denominarla novela gótica, en la que podemos observar bosques tenebrosos, criptas, pasadizos, castillos con sótanos; parte de la crítica considera a esta novela como la primera de ciencia-ficción.
En España, la novela histórica fue muy cultivada, aunque no tengamos una obra cumbre. Señalemos a Larra con El doncel de don Enrique el Doliente (1834), a Espronceda con Sancha Saldaña (1834). La crítica resalta a El señor de Bembibre (1844) de Enrique Gil y Carrasco como la mejor novela romántica.
En Francia surge la figura de Víctor Hugo con su impresionante obra Nuestra Señora de París (1831); es el retablo del París medieval; la no menos importante Los miserables (1862). Sin olvidarnos del gran Alejandro Dumas con su magistral Los tres mosqueteros y El conde de Montecristo. Chateaubriand (1768-1848) con dos novelas cortas Atala y René, o la más famosa El último Abencerraje.
En Alemania dos nombres: J. W. Goethe (1749-1832), L. C F. Schiller (1759-1805). J.W. Goethe fue el precursor y maestro del romanticismo europeo; cultivó todos los géneros literarios. Su obra capital es Werther (1774), una contemplación desengañada de la sociedad con una melancolía que llegó a pensarse sí merece la pena existir. Novela que se puede considerar como prerromántica. Fausto (1833) es la otra obra más famosa, aunque está escrita en verso; es decir, es un poema dramático en el que podemos leer las preocupaciones y ambiciones literarias del escritor alemán teniendo como base las leyendas populares. Es la eterna inquietud ante la existencia, ante su misterio. Digamos que esta obra es el testamento literario de Goethe en el que condensa todo su saber sobre el alma humana. Schiller aporta sus ideas románticas en Sobre la poesía ingenua y sentimental. En 1787 publica Baladas con resortes medievales y de la antigüedad. Recordado su poema La canción de la campana (1800), que sería continuado por Göethe.
En Italia Alessandro Manzoni (1785-1873) con Los novios. En Rusia A. S. Pushkin (1799-1837), el iniciador de la narrativa rusa del siglo XIX con La hija del capitán, Relatos de Bielkin. Gógol (1809.1852 con Almas muertas, ya en el umbral del realismo.