Influencia del realismo europeo en el español.
Nuestra literatura siempre tuvo un sustrato realista; quizá sea la nota que marca los géneros literarios. Y en novela, efectivamente, se dio un realismo nítido, así como un costumbrismo acentuado a principios del siglo XIX. Por tanto lo que venía dándose en el resto de Europa, primero no nos fue novedoso, y en segundo lugar tampoco nos costó demasiado la adaptación ya que lo que supuso fue retornar a las fuentes, ya que como digo la tendencia realista es una corriente de gran tradición en nuestra Literatura española; otra cosa es que encontremos una perfecta definición de «nuestro realismo» porque los autores actúan siempre desde una actitud subjetiva y seleccionan de la realidad lo que a cada uno le conviene, aunque tengan un objetivo común: mostrar la realidad lo más objetiva posible.
Pero hay que admitir que los escritores realistas europeos fueron muy leídos en España e incluso se convirtieron algunas veces en maestros, hasta tal punto que fueron imitados no sólo en los temas sino en el desarrollo estructural de la novela. De Inglaterra tienen auge los relatos de Charles Dickens. Galdós lo consideró como «mi maestro más amado». La novela rusa llegó a calar en la mentalidad española, sobre todo Los hermanos Karamázov y Crimen y Castigo de F.M. Dostoievski, y Ana Karenina y Guerra y Paz de Tolstoi.
Emilia Pardo Bazán en 1887 impartió un ciclo de conferencias sobre «La revolución y la novela en Rusia». Este mismo año se publicó en Barcelona una traducción de Ana Karenina que fue el comienzo del interés por la novela rusa. De Francia se admiró La Comedia humana de Balzac, Madame Bovary de Flaubert, y Rojo y Negro de Stendhal. Todo esto influyó lógicamente, pero no de una forma decisiva. Se tuvieron en cuenta algunas técnicas narrativas, por ejemplo la labor de documentación. En Benito Pérez Galdós tenemos un ejemplo señero. Pero nuestros novelistas realistas trataron más de acercarse al paisaje y a la vida de los españoles, y deslindaron claramente la dicotomía campo-ciudad; también algunos -piénsese en Pereda, Alarcón y Fernán Caballero- trataron en sus novelas de poner a salvo la moral de la nueva clase social que despuntaba, como fue la burguesía. Ahí es donde encuentran lo novelesco. Nosotros comenzamos con la novela regional, seguimos con la realista, la naturalista, e incluso la realista-espiritualista al final de siglo. En resumen, las causas fundamentales de un nuevo realismo fueron: a). El cambio de mentalidad de la sociedad desde el punto de vista ideológico; b). La tradición realista de la literatura española desde su albores; c). El cambio se produjo en el romanticismo al buscar nuevas tendencias con el interés por el costumbrismo; d). Y cómo no, la influencia ejercida por algunos escritores europeos.
El año 1849 -cuando se publica La Gaviota, como folletín en El Heraldo, de Fernán Caballero, Cecilia Bölh de Faber, 1796-1877, hija del famoso cónsul alemán en España- sirve de base para el desarrollo de nuestra gran novelística del siglo XIX. Se han observado en la novela de Fernán Caballero tres características que se tendrán en cuenta en la novela posterior. En primer lugar, «un costumbrismo pintoresquista». Pensemos en los cuentos o romances que la autora intercala en sus novelas, que Fernán Caballero las denomina «costumbres españolas», pero que tendrán un germen andaluz, y que más tarde tratarán de proseguir esta senda regionalista los Pereda, Palacio Valdés y Vicente Blasco Ibáñez. En segundo lugar, sus escritos están oreados de un cierto conservadurismo. En tercer lugar, admite la autora en su obras influencias extranjeras, sobre todo de Honoré Balzac.
En fin, Fernán Caballero fue la primera novelista que engarzó diversas escenas de costumbres con trama. En sus novelas destaca las costumbres populares andaluzas, el habla popular y una cierta inclinación moralizante. La escritora definiría la novela como algo que «no se inventa, se observa».
E incluso el naturalismo iría más lejos al analizar la conducta humana por procedimientos científicos como las leyes de la herencia biológica y el entorno en el que se vive. Fermín Caballero decide apartarse del subjetivismo romántico y pone en práctica el apunte del natural, posiblemente influenciada por Balzac. De manera que podemos manifestar que es a partir de este año cuando en España hay un resurgimiento de una nueva concepción de la literaura y, por tanto, de la vida.