Después de surcar
tantos mares, a veces,
con olas embravecidas
encontraste lo que nadie te había dicho.
Te quedaste sin aliento, sin entender,
el por qué de la dicha, así,
de sopetón. No diste crédito.
Es imposible. ¿Por qué?
Si aparentemente,
no destaco, ¿cuál es el motivo?
Claridad y nubarrones se bifurcan
ante lo incomprensible. Algo habrá.
Tal vez ha contemplado mis ojos
y ha observado el alma.
Estoy en un mar de dudas.
Pero no, no es posible.
Somos humanidad, pero,
polvo, ceniza,
aunque lleve espíritu,
o sonrisa en sueños.