Ensayo

María de Magdala

A todos/as los que me siguen en el «twitter» les escribo lo mismo: «Bienvenido/a al conocimiento«. Esta es mi almena y mi jardín. Uno de los motivos de acercarme a la lectura del libro La Magdalena de Juan Arias, publicado hace ya siete años, ha sido, precisamente, por alguien que me sigue en el «twiiter» y que llegará a Premio Nobel, y espero, ya está advertida, de que nos dé un ejemplo de cómo se pronuncia tanto en sueco como en castellano/español. Y a buen seguro que lo hará.

Al autor del ensayo lo leo en El País desde su comienzo, aunque reciba reproches de por qué sigo leyendo «a ese»; es la frase más lenitiva. Haciendo acopio, lo tengo como un «rebotado». Este término lo aplico a aquellos que un día se consagraron a Dios y después colgaron los hábitos, fueron suspendidos «a divinis», perdieron la fe, o quién sabe, añadamos un sin fin de apartados; de todo hay en «la viña del Señor». Sigue leyendo «María de Magdala»