Personales

Homenaje a Almudena Grandes en el Ateneo de Madrid

Ayer en Barcelona; un día en donde disfruté y fui feliz. Por lo noche, a última hora, arribo al «rompeolas de todas las Españas» y al bajar del AVE leo: Madrid Puerta de Atocha Almudena Grandes; inmediatamente me viene a la memoria que al día siguiente a las doce tenía un asiento reservado en el salón de Actos del Ateneo de Madrid para asistir al Homenaje a Almudena Grandes. Efectivamente, en la fila 5, en la primera butaca estuve sentado; un sitio privilegiado para ver el escenario en el que se desarrollaría. Dos horas en las que el público asistente escuchó y aplaudió palabras certeras de los que participaron. Solo voy a citar a los dos últimos Luis García Montero y el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. En cuanto al director del Instituto Cervantes, solo nombrarlo, nos evoca poeta y, sobre todo, aquel libro que ha quedado en las mentes de las personas como un canto al amor: Completamente viernes. El mismo que depositó en el ataúd al final del entierro. Es un libro hermoso, amoroso; es un completamente tú. El final ya lo conocemos en el último libro del poeta, Un año y tres meses. Me lo leí de un tirón, casi como una novela; en verdad cuando terminas los ojos desprenden acuosidad. La sentimentalidad nos inunda.

En cuanto al presidente del Gobierno, me ha sorprendido esas palabras cálidas, ese saber estar con que nos dibujó a Almudena, Pero hubo dos ideas que quiero esmaltarlas en este «blog»: una, que se haría socio del Ateneo; en ese mismo instante empecé a aplaudir y unos segundos después, alguien de la otra parte prosiguió, y acto seguido el resto de los/as que abarrotaban el salón de Actos. Y la otra idea fue que citara al más grande escritor que vieron los siglos después de Cervantes: Galdós. Y más me sorprendió que recurriera al discurso de entrada en la Real Academia Española, leído el domingo 7 de febrero de 1897, con el título «La sociedad presente como materia novelable». Grande, Presidente; en los pocos ratos de ocio que tenga, lea a Galdós. A parte de que le aprovechará, también le embelesará y no haga caso a los que hablan de oídas, que estos abundan. No olvide que Almudena, además de novelista, fue galdosiana y ateneísta-muy tardía- pero entró en la «docta casa». Precisamente, recuerdo que nos conmovió en la conferencia que impartió en este templo intelectual con ocasión del centenario de la muerte del escritor.

Poesía

No quería contarlo…

He leído al declinar la tarde, hoy viernes, ya casi oscurecido, Un año y tres meses.

Las 69 páginas las he leído de golpe, sin parar, como si algo me empujara a ser partícipe de los acontecimientos. Una vez terminado, el recuerdo que viví se hace presente cuando allá por quizá a finales del invierno de 2021-no recuerdo exactamente- cuando yo subía por la calle Cea Bermúdez de Madrid a la altura de La Caixa, por el número 61, bajaban Almudena y Luis, bien abrigados, juntos los hombros, pero no cogidos de las manos, de rostros serios. Anda, me dije, qué sorpresa; pensé: les tengo que decir algo; primero, me vino «Completamente viernes», después «completamente tú», como saludo; al final, ante tanta seriedad, me salió solo «poeta…», y no me atreví a detenerme, proseguí calle arriba. Probablemente, ya el dolor anidara.

Sí me ha sorprendido lo de la silla de ruedas, pero no el hecho de que se colara como disfrazado médico hasta la habitación donde estaba porque una persona enamorada hace lo imposible por estar allí, a su lado, aunque la pandemia estuviera vigilante.

Todavía, de vez en cuando, me viene a la memoria su libro amoroso que puse como lectura obligatoria en la Facultad Completamente viernes. Y, cómo no, los debates en dos clases; verdaderamente fue un libro hermoso que cayó en tierra abonada en una juventud prendida de belleza como el libro, seguro a la espera de «completamente tú». Es algo que nos pertenece.

Cantando sobre el atril by Félix Rebollo Sánchez is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 España License