Correspondencia galdosiana(1)
Félix Rebollo Sánchez
Nos tenemos que felicitar por el arrojo que ha tenido la editorial Cátedra al publicar lo que nos faltaba: la correspondencia galdosiana en su conjunto (“esperamos que esta edición pueda suplir una carencia en los estudios galdosianos”, pág.21). Son 1.132 cartas con fecha de publicación que van del 4 de noviembre de 1862 al 1 noviembre de 1918. A estas hay que añadir 38 sin fecha; en total 1.170 cartas.
En la contraportada del libro se recogen palabras atinadas de Clarín del que extraigo: “ y se puede decir que escribe…, como viste, sin asomos de pretensiones, y porque no hay más remedio que escribir para explicarse”. Esto es lo que hizo el más grande de las letras castellanas después de Miguel de Cervantes. Ahora revolotea una queja de que no se hace lo suficiente por los cuatrocientos años que han transcurrido desde el nacimiento del autor del Quijote. Vaya también como recuerdo que hasta el Jefe de Estado maniobró, en su momento, para que no se concediera el Premio Nobel a Pérez Galdós. Nuestros dirigentes casi siempre han obrado de manera torticera en cuanto a la cultura. Se dice-noticia periodística-que los que habitamos en la Comunidad de Madrid hemos contribuido sin que se nos consulte a la publicidad con miles de euros al último Premio Nobel en lengua castellana/española ( a la sazón, escritor peruano como se define).
¡Qué cosas ocurren en nuestro país! ¡Lo que hay que ver! (2) . Pero, ahí están los dos-admirados fuera de España-, perennes, ejemplos del arte de contar; sus obras son espejos vivientes no solo en el arte de narrar sino también en los hechos que lo hacen posible. ¡Cuántos/as viven de sus escritos sin que sirvan de ejemplo, y sin embargo ambos escritores pasaron penuria al final de sus vidas! Cómo no decirlo, ¿cómo se puede conceder el Premio Miguel de Cervantes a quienes no han hecho nada por extender su obra y ni han escrito algo de nuestra primera pluma? No tenemos respuesta. Claro, se dirá, como siempre, que esa es una pregunta antisistema; hoy día, muy notorio, cuando se intenta acercarse a la verdad en todos los ámbitos.
Aunque ya muchas de las cartas de Galdós las conocíamos han llegado como agua de abril para extender, también, el género epistolar tan singular en la literatura pero lleno de sapiencia la mayor parte de las veces. Son memoria pura; almenas por las que podemos mirar la interioridad certera del escritor. Bienvenidas sean, por tanto, estas cartas; pero, sobre todo, que las leamos y no seamos como esas personas que hablan mal del escritor canario-madrileño-santanderino para hacerse famoso y salir en los medios de comunicación.
A veces, hablamos de oídas, simplemente porque no tenemos nada que decir; se nos nubla la mente ante el desconocimiento. ¿Cómo se puede hablar mal de un escritor sin haberlo leído? Pues esto existe; se imparten conferencias, se presentan libros sin que antes se hayan leído; a lo sumo, la contraportada; y como preguntes te señalan, a no ser que sea para la felicitación muy propio a las que acudo.
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1. Pérez Galdós, B., Correspondencia. Madrid, Cátedra, 2016, 1.170 págs.
2. En expresión cidiana quizá tenga más fuerza; “cosas veredes que farán fablar las piedras”( en algún texto aparece “tenedes” por “veredes” , no sea que alguien me lo reproche; aunque para la posteridad ha quedado esmaltada “veredes”).