Encabezo este canto con un dístico suyo, que también lo hago valer en mi salutación de mi «blog»(» Tened olio en la aceitera / de obras y merecer,/ para poder proveer / la lámpara, que no muera» ). Ante el cumpleaños universal de la doctora – 28 de marzo- no está de más que mantengamos, también, la lámpra encendida para que seamos, para que nos sirva de guía por si perdemos nuestras señas de identidad. ¿Qué mejor que leamos su obra? Yo me propuse releer Camimo de Perfección como escribé en otro canto a esta mujer andariega que fue más allá de definir a las personas por sexos como dejé entrever en «Ante los 500 años de Santa Teresa (Teresa de Cepeda y Ahumada)». No podemos olvidar un hecho que fue capital en su formación: su pasión por la lectura («era tan extremo lo que en esto me embebía que, si no tenía un libro nuevo no me parece contento»); esto que dicen que nos falta a los españoles.Obediente ella-en contra de su opinión- dejó de leer ciertos tratados por recomendación del Inquisidor Valdés; fue en lo que se vino en llamar Índice.
Una vez terminado el libro, ¿qué nos puede aprovechar después de siglos transcurridos? Sin duda el estilo musical con que entrelaza las frases para que «hagan efecto sus palabras», las tensa hasta el máximo; es el afán de exactitud en la expresión, la voluntad de estilo, la impronta de su alma. Su fibra de escritora se percibe en sus prosa sencilla, desnuda, prístina; tal vez para que el mensaje quedara límpido; para que los posibles dardos de opinión no la hiriesen.Fray Luis de León apostó por la elegancia estilística («error muy feo querer enmendar las palabras»).
Camino, he aquí la palabra capital para la santa; es la senda para la búsqueda de Dios para unirse. Este es el exhorto a sus hijas. Después advertirá de que “hay diferentes caminos por donde lleva Dios”. Es la libertad que debe poseer cada persona; la diversidad nos hace más libres, el convencionalismo destruye lo existencial; ahoga la libertad. El conocimiento coadyuva a lo más grande que tenemos, por eso la santa insistía en que “procure siempre tratar con quien tenga letras” a sus hijas, y que Dios las librase de los que no lo son (“si no es letrado”). Deseaba que escucharan a personas preparadas ( “gente de espíritu y de letras han menester tratar”).
Otra idea clave fue extender que la verdadera humildad “es andar contentas con lo que nos dan”, esta idea es muy fácil escribirla, la práctica es más difícil de paracticarla.