Aunque el autor deje entrever su poca admiración por Pérez Galdós-allá él-, sin embargo, hay galdosianos que sí leemos su prosa; vaya por delante que en casa lo primero que leemos los domingos del diario El País es su artículo-columna del suplemento.
He tardado tiempo en adminar su prosa, no sé los motivos, y seguro que no fue por Corazón tan blanco, obra que ha batido récords de lectura sobre todo en el extranjero. Caí rendido con Mañana en la batalla piensa en mí; pero, sobre todo con Tu rostro mañana. Ahora, me enfrasco en su última novela Los enamoramientos-es un regalo– que publicó en 2011. Ya el comienzo te impacta: «Desde el el primer día me saltó a la vista que eran matrimonio….» . Según he ido leyendo, páginas tras páginas, en el metro, en la calle, en casa, en la biblioteca, no he percibido el gran escritor de las dos nevelas citadas, eso sí te entretiene, pero esto en la novela no es todo.
Ya he mantenido, en varias ocasiones, que la dificultad en el amor estriba cuando solo uno/a lo está; y, sin embargo, no debería ser así, sino todo lo contrario; el estar contento, enamoradizo es una virtud que no todos los humanos poseen; y no se debe exigir que el otro/a esté en ese camino porque iría en contra de la libertad humana; pero, en todo debe predominar la generosidad, si no todo es baldío, falsía que conducirá a la ingratitud, a la crueldad. Lo que no entenderé es que conlleve violencia psíquica o física; me pregunto, entonces, ¿dónde el amor? ¿No es grande sentirse amado por quien nada te va a pedir?
¿Se puede amar sin ser generoso/a aunque no esperes respuesta? Si recurres al regalo para conquistar a una persona, mal camino eliges; tal vez lo conseguirás, pero, ¿es sincero? Al final te sentirás inane y todo será fruto temporal.