Quisiste que fuera en san Matías,

a plena luz, que cupieran todos,
que el incienso flotara viviente
y los ojos se adormecieran
ante el éxtasis de perfumes y música,
que el trigo lo consagrara,
que la espiga fuera el motor
con romero bendito,
con claveles, rosas,
alegría toda con festejo popular,
ser lirio, luz, espejo,
fragancia fraternal,
propalador de solidaridad, entrega.
Al acecho la serpiente:
te daré toda mi alma,
nadie te querrá más.
Las campanas repicaron,
pensé en un jardín de rosas.
Caí de bruces.
Después llegó el aroma del malestar,
y la rosa perdió todo; el golpe seco
cinceló el espíritu.
Resultó ser una charca de serpientes entre cieno.
Traición para siempre.
Dolorido quedó el jilquero
pero no dejó de cantar.
El arroyo prosiguó riendo entre zarzas florecidas
Muy bonito….