Personales

Misa del Gallo en Los PP. Paúles

Este año he ido a «la misa del gallo» a la Basílica-Parroquia Virgen Milagrosa que regentan los PP. Paúles en la calle García de Paredes 45, precisamente donde recibió «la semilla divina» san Josemaría («el Padre» para los del OPUS) en unos ejercicios espirituales. Sorpresa agradable al contemplar a doce personas-cinco mujeres y siete hombres- negras, llenas de fe, venidas de Uganda según nos dijo el párroco que contribuyeron con sus cantos-en forma de coro- a imbuirnos de más espiritualidad en un templo lleno aunque no participativo, en su gran mayoría, a la hora de coadyuvar en la misa concelebrada compuesta por nueve sacerdotes.

Desde el altar mayor observé cómo resaltaban un puñado de «Hijas de la Caridad»-al parecer la Congregación más numerosa del mundo- fundada por san Vicente de Paúl y santa Luisa de Marillac y que tanto bien han esparcido por la tierra (en la calle, en la escuela, en el hospital, en los sitios a donde nadie quería penetrar); cómo no me iba a venir a la mente esa Hija de la Caridad que está imputada por la desaparición de niños para darlos en adopción; habrá que esperar a que se clarifique el asunto.

Sinceramente me impresionó el «Adeste fideles» cantado por los/las jóvenes ugandeses-radiantes de juventud-, por cierto católicos y evangélicos; al parecer, solo eran católicas cuatro mujeres según me pude enterar en el ágape que dieron en el salón parroquial: entre los jóvenes no sé si había algún católico. ¿Para cuándo la unión de las iglesias? ¡Qué pena, Santidad-Benedicto XVI, que casi todo lo que se aprobó en el Concilio Vaticano II se esté desbaratando! Le recuerdo que uno de los puntos capitales era precisamente el acercamiento, el diálogo con el resto de las iglesias, que ya Pérez Galdós adelantó un siglo  en su novela Gloria en el año 1876.

La homilía de la Eucaristía no estuvo acorde con lo que esperaba, primero porque la leyó, y en segundo lugar por la lejanía que transmitían sus palabras. ¿Pero es que un sacerdote con tanta cultura, como seguro que posee, no puede dirigirse al pueblo de Dios y recordarle que hoy ha nacido el Redentor, sinónimo de paz, de justicia, de amor, de entrega,  de compromiso, de solidaridad, que hay mucha gente que sufre para que otros vivamos mejor; que una persona no puede sentirse libre si los demás no lo son, que no podemos decir «Feliz Navidad» si otros ni siquiera saben qué es eso, que no se puede acumular tanta riqueza mientras muchas personas pasan necesidad, y que uno no puede ser feliz si no es con los demás? ¿Se extraña, Santidad, que muchos cristianos no vean en la jerarquía eclesiástica ese espíritu evangélico? Esperaba del predicador unas palabras verdaderas, breves, pero profundas al igual que hizo el fundador de la Congregación de la Misión a la que pertenece el predicador cuyo emblema es: «Evangelizare pauperibus misit me».

Hace unos días le dirigí un «twitter» a su Santidad (@Pontifex) para recordarle para cuándo el «anunciaremos tu reino, de paz y justicia». Poco a poco iré desgranando a través del twitter los errores en los que caen quienes dirigen la iglesia. Por cierto, mi enhorabuena al obispo de Lleida que ha donado parte del seminario diocesano para los que no tengan dónde reposar la cabeza. He ahí un ejemplo, Santidad. ¡Qué lejos nos parece que está el arzobispo de la diócesis en la que habito! Eso sí nos anuncia una fiesta de la familia el día 30 con Eucaristía al aire libre; y se permite entrometerse en temas ideológicos que están lejos del evangelio; esa imagen es la que aleja a muchos cristianos; ese no es el camino Sr. Rouco. El hecho del obispo de Lleida es puro evangelio. Ese sí es parte del camino.

Como coda: como dice la canción, mañana, al alba, salgo «pa la Extremadura».

2 comentarios en “Misa del Gallo en Los PP. Paúles”

  1. Acabo de encontrar este «blog» por Internet buscando artículos referidos a Lope de Vega.
    Abordas interesantes cuestiones: no pareces creer en Dios y si embargo te deleitas con la música del Señor.
    Seguiré leyendo. Un saludo

    1. La opinión es libre; qué más da que una persona diga que «cree o no». Lo importante es si da testimonio («el hábito no hace al monje»). Lo primordial es su compartamiento, que transporte esas ideas con su ejemplo. ¿De qué sirve que vayas a misa si después no llevas a Dios en tus quehaceres y no lo ves en los demás? Esto es verdadero cristianismo, no manifestarse, arremeter, gritar, insultar a los demás, e incluso pedir la muerte en nombre de Dios, como a veces ha ocurrido en la Historia. Yo a usted no lo conozco, mientras usted puede sacar una opinión desde mi primer «blog» titulado «Qué alegría» hasta el último «Misa del gallo en los PP. Paúles», pero ¿ha estudiado la historia de las religiones? Supongo que estará conmigo: la ideología en sí no define a una persona que sea cristiana; desde luego, hoy ni siquiera la jerarquía eclesiástica, en general, se acerca al mensaje de Jesús; es más, si volviera seguro que les diría «no os conozco». Es mi pensamiento por lo que observo; lo demás, si creo o no, son los demás los que deben pronunciarse, pero le repito si una persona no es luz, sal de la tierra, no es feliz con los demás, no exige justicia, dónde está su cristianismo. Lea sin anteojeras, de nuevo, mi «blog» sobre la «Misa del Gallo», y si usted prosigue en su idea es que debe leerlo hasta setenta veces siete.

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