La contraportada del libro ya nos insta a que nos apresuremos a leer la obra: «En los últimos años, el de María de Zayas y Sotomayor se ha convertido en uno de los fenómenos más notables para los historiadores de la literatura y la cultura áurea…». La lectura nos convencerá de tal aserto al añadirse lo placentero con que nos sentimos copartícipes de los hechos narrados y descritos. Dejemos que fue censurada; los amores jóvenes no se pueden prohibir porque son inherentes y necesarios a lo existencial; es más, la naturaleza nos exhorta a cumplir. Nos ennoblece y somos más felices. Poco importa que la vida de la autora esté rodeada de un halo de misterio; lo primordial es su obra, que aunque sea de enredo aviva el pensamiento.
Los versos de Lope de Vega nos llena de alegría al saber las destrezas y sabiduría de María de Zayas en su Laurel de Apolo: …»aprisa desnudad, y de las rosas / tejed ricas guirnaldas y trofeos / a la inmortal María de Zayas, …., / porque su ingenio, vivamente claro / es tan único y raro, / que ella solo pudiera / no solo pretender la verde rama, / para solo ser sol de tu ribera».
Tres jornadas jalonan la obra con cincuenta y cuatro escenas. La intriga se establece alrededor de un grupo de jóvenes en los que prima lo humanístico (Nadie puede sin amor vivir); cuatro masculinos y cuatro femeninos; personajes capitales en la obra. También colaboran dos criados; hay que añadir un paje y dos músicos. El comienzo es nítido y nos anima a no descansar la lectura o a estar muy atentos si la vemos representada: («Vi, como digo, a Liseo / en el Prado el otro día, / con más gala que Narciso, / más belleza y gallardía. / Puso los ojos en mí / y en ellos mismos me envía / aquel veneno que dicen / que se bebe por la vista.)

Las relaciones amorosas de tres mujeres hacia un joven son las señas de identidad del sentimiento que una persona siente y quiere pregonarlo; es una necesidad vital. La autora nos descifra ya al principio lo que acontece, como protagonistas Liseo y Marcia; esta se lo detalla a su amiga Fenisa (…» que Liseo / es prenda que el alma estima; / y mientras mi padre asiste, como ves, en Lombardía, / en esta guerra de amor / he de emplearme atrevida»). Es el momento para la entrega. Su disposición es tan alta que abandona todo prejuicio, el qué dirán («Por qué ha de ser milagro / que yo ame, si me obliga / toda la gala que he visto?). Sin amor nadie puede vivir, el alma de la protagonista se derrama hacia la fusión. Su amiga Fenisa queda rendida, prendada al contemplar el rostro («verás en aqueste naipe / un hombre donde se cifran / todas las gracias del mundo»). Se establece un diálogo en que cada una se posiciona («Cómo pides / que no me enoje si quitas / a mis deseos las alas … ¿Quiéreles acaso?). La contestación no es sincera: («¿Yo Marcia? / No está mala la codicia! –No es malicia, sino celos»). Es cuando comienza la alevosa traición entre dos amigas, de ahí el título.
Fenisa quiere saber más de esta persona que ha entrado en su corazón; claro, se lo oculta a su amiga Marcia; entonces recurre a don Juan para que la guíe-cree que le gusta- («… quiérole preguntar / quién es este por quien muero / nuevamente«), pero se da cuenta de sus intenciones, que es por otro y la rechaza. Fenisa le acusa de celoso. Y le dice claramente que es a Liseo quien ama con todas sus fuerzas, que «pretende de Marcia la bella / el dichoso casamiento, / siendo, por fuerza de estrellas» Don Juan queda molido, rendido y pronuncia «Tras ti voy, fiera, / que por amarte me has muerto«.
El diálogo entre Fenisa y Liseo no se deja esperar: «Dichosa es la que merece amarte. -¿Qué mandáis, Fenisa hermosa? -A ver mi dulce ingrato / la gala que no merezco…, y aunque a mi don Juan adoro, / quiero también a Liseo / porque en mi alma hay lugar / para amar a cuantos veo». Fenisa se va porque las respuestas no la seducen, y se despide con un aparte: («¡Ay, ojos, en cuyas niñas / puso su belleza el cielo!). A Dios». La acción cobra fuerza cuando Fenisa le entrega una carta de Marcia, que entre otras cosas resalta: «En tu retrato miré / las partes que te dio el cielo, / y al fin por ojos y oídos / me dio el amor su veneno» . Liseo entre dos aguas duda, pero León le recuerda a su abuelo-cura- «que no dejaba doncellas, ni aun las casadas«; y antes le dice que es necio si no se aprovecha, y le resalta: «Marcia te adora y estima; / Fenisa, por ti muriendo. / ¿Y Laura?» La doble moral que se percibe se lo recuerda sarcásticamente con los doce hijos que ha tenido el cura, y otros muchos que ha tenido el obispo en secreto que se presenta a recriminarlo : «¡Traidor!, cuántos hijos tenéis? – Pienso / que he de tener, / si no me engaño y es cierto, / tantos como useñoría, y aun sospecho que uno menos». La burla a la clerecía era normal en ese tiempo.
El final de la jornada primera es clarividente. Laura cuenta cómo perdió la virginidad con Liseo («…mi honra le entregué, Félix, joya hermosa, y que nací / solo obligada a guardarla, / y con esto me perdí«). Se termina con una soneto; su dos primeros versos muestran un alma herida: («Que muera yo, Liseo, por tus ojos / y que gusten tus ojos de matarme«). El último verso es esclarecedor : «…para unos ojos que a tus ojos quieren«.
La segunda jornada se inicia con otro soneto en boca de Marcia («Amar el día, aborrecer el día, / llamar la noche y despreciarla luego; / temer el fuego y acercarse el fuego, / tener a un tiempo pena y alegría» ). Laura le cuenta a Marcia el gozo que ha tenido con Liseo y también con Fenisa. El enredo en toda la jornada es total y se requiere atención y viveza, que parte de una mentira para ver cómo se comportan todos lo personajes con ideas como matrimonio, seducir si viene el momento, violencia, insultos, aborrecimiento, disfrute en las fiestas de la iglesia de Santa Cruz, cambios en las relaciones amorosas. Estas mudanzas en demasía, quizá, debieron acortarse. El lector / a está avizor. Sinceramente demasiado embrollo para tan poco. Nos quedan algunas ideas ya repetidas en la literatura, por ejemplo en boca de Marcia: «los engaños / de los hombres de ahora», o mal haya la mujer que en hombre fía«. No eran necesario tantas idas y venidas para llegar al alma de los personajes en esta jornada. Se pone fin con el diálogo entre don Juan y Belisa: «Quisiera / que buscaras a Gerardo, / porque mi prima desea / tratar con él ciertas cosas / de importancia. – Mi bien, entra,/ y dirase por los dos: / lo de César darlo a César» . Es el anuncio de que algo va a suceder de importancia.
La tercera jornada prosigue sin que se detalle con claridad todo lo que va aconteciendo. Eso sí, Laura se desata: ¿Qué pecado he cometido / para tan gran penitencia? Mucho ocurre para tan poco, aunque todo queda ensamblado, menos Fenisa («Señores míos, Fenisa, / cual ven, sin amantes queda. / Si alguno la quiere, avise / para que su casa sepa»), en tierra de nadie, precisamente la que quiere un espacio propio, una lucha de ser ella, de por qué no puede abanderar la libertad, en su alma caben muchas cosas que solo se permitían a los hombres, es una lucha que no descansa desde el principio; casi al final proclama (» Tengo la condición del mismo cielo, / que como él tiene asiento para todos, / a todos doy lugar dentro de mi pecho«; la libertad sexual como reivindicación para igualarse con los hombres; o «Naturaleza es varia y hermosa»; pero se percibe un cierto sabor al comportamiento de los personajes que se corresponde con la sociedad que la autora imagina, incluso los arreglos finales como salida ante tanta confusión. El choque entre lo masculino/femenino para que cada lector/a se vea en la obra, en la que la amistad puede ser sagrada, gloriosa, pero también, traidora, perniciosa. La exaltación de la belleza nítida incluso entre géneros iguales; a mi parecer predomina el femenino en la obra. Si bien se nos deja un campo abierto para que pensemos y elijamos, incluso entre la amistad y el amor («Perdona, amistad que amor / tiene mi gusto sujeto«). En la obra sobresale traición, si bien para conseguir el bien deseado.
Zayas y Sotomayor, María de, La traición en la amistad. Madrid, Cátedra, 2024
Cantando sobre el atril by Félix Rebollo Sánchez is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 España License
