Personales

Hoz del Huécar. Inmortal

Es placentero volver a la hoz inmortal-este año el día 3 de mayo– hay momentos en que quieres saltar a los cielos por derecho. Es un grito que te sale del corazón cuando vas conquistando las alturas y las hoces, sobre todo las más difíciles como son las de los kilómetros ocho y nueve. Mi agradecimiento muy sincero por ese nutrido de personas que me dedicaron un largo aplauso, con la algarabía propia de la juventud con rostros primaverales; y en la siguiente ·»curva de ballesta«- del grupo surgió con voz melodiosa y cantarina: «animo, eres el mejor». En ambos lugares, abrí los brazos y los cerré en señal de gratitud. Es una de las alegrías que no olvidas, juntamente con la Behobia de Donosti, aunque son distintas. Cuenca y San Sebastián enamoran.

No podía faltar, como siempre, mi cumplimiento a las gentes de las terrazas que están al derredor de la Catedral, que un año tras otro-y son ya doce años seguidos-, me aplauden con entusiasmo e incluso algunos/as se levantan de las mesas. Siento ese fervor y ese gozo porque el último kilómetro es de bajada; es como el galardón conseguido, la euforia es enorme, y más cuando cruzas la meta antes del tiempo concedido por la organización con ánimo de estar presente en 2026. Parece como si el interior te hablase de que debes proseguir.

Tampoco puedo olvidar esas rocas que te acompañan, que meditan en continuo sueño con el ruido de las aguas del río Huécar que de vez en cuando se forman espumas blancas según el lugar más alto para luego caer suavemente. Según subes se oye también a los pájaros en continua armonía como si te saludaran y animaran; es una delicia ir disfrutando con esa naturaleza viva, convertida en paraíso. A la vuelta en el A.V.E. te sientes como purificado, hecho naturaleza, ante la dicha de haber vuelto, otra vez, y recuperar una catarsis emblemática del lugar.

Cantando sobre el atril by Félix Rebollo Sánchez is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 España License

Personales

Hoz del Huécar, carrera que te libera

Cuando llega el mes por excelencia de las flores me viene a la mente la inigualable «Hoz del Huécar». Es cuando asaltas los cielos de esa Cuenca que te libera, de extraes de todo y solo piensas en subir y subir; y luego esa bajada pronunciada pasando por la Catedral hasta llegar a la plaza España y los aplausos se agradecen por el esfuerzo realizado.

Doce años me contemplan asaltando esos cielos que huelen a gloria, y la vista se recrea ante la singular belleza de los cielos y la tierra; atrás quedó lo terráqueo, te inhibes para entrar en otro aire limpio, sagrado con el que te purificas. Otro año más con el recuerdo del famoso soneto del poeta Federico Muelas que tanto enalteció a su ciudad en ese primer cuarteto: « Alzada en bella sinrazón altiva /pedestal de crepúsculos soñados, /¿subes orgullos, bajas derrotados / sueños de un dios en celestial deriva?» para terminar con el último verso del segundo terceto: «Cuenca cierta y soñada, en cielo y río». Por esa Cuenca soñada y al lado del río Huécar nos extasiamos en silencio, con ese ruido del agua y las orillas vestidas de huertas. Fue un día espléndido para el atletismo a pesar de la dureza de la prueba. Al final nos leíamos en el rostro: hasta 2024.


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Personales

De Palma de Mallorca a Cuenca, «flor de senderos».

Aunque había estado en Palma de Mallorca, de vacaciones, cuatro veces, nunca había participado en la fiesta del atletismo, como es los/as que con sol, lluvia, nieve o frío, se lanzan a correr por las calles a festejar los lugares más importantes de las ciudades. Este año no se me podía escapar porque me coincidía con puente y la llamada «fiesta de la Hispanidad». Cuatro días eran ideales. Jamás pensé que con los que participábamos me hiciera recordar lo que se aprendía ya de pequeño con la expresión «Torre de Babel». Y efectivamente, allí nos dimos cita-me refiero a la carrera Zafiro-Palma- alemanes, ingleses,, franceses, finlandeses, portugueses, suecos, etc., y la algarabía de los italianos, sobre todo italianas, casi en grupos, que se dejaban notar por hablar en alta voz. Los que más, sin duda, los alemanes. Las lenguas proliferaron no solo en la carrera, también por las calles, en las compras, en los hoteles. Sinceramente en castellano poco; pero, sí la lengua gallega, valenciana, catalana, mallorquín, y probablemente otras.

Y cómo no, a mi vuelta de Palma, no podía perderme la carrera de Cuenca el domingo 23 de octubre. Esta ciudad artística, desde donde la mires, te hace volver, con esos dos ríos emblemáticos, el Huécar y Júcar; en otoño. se corre la media maratón y los diez kilómetros por esos senderos de una belleza paradisíaca y, sobre todo, con el río Júcar que te acompaña hasta la ciudad; la frondosidad de todo el recorrido y la mayor parte mirando al río con caudal lento y lleno-de color verdoso-, sientes ese espíritu de tranquilidad, de sosiego en un día nuboso, pero a ratos con viento huracanado el día de la carrera.

Entrada en lo que fue iglesia de San Pablo. Escrito de la «Fundación Tórner».

El sábado, sin embargo, la ciudad recibía a sus habitantes con un sol espléndido y los turistas se agolpaban por la catedral, las casas colgadas, el puente san Pablo y la que fue iglesia San Pablo, en la «Hoz del Huécar», donde los dominicos al lado construyeron un convento en el siglo XVI que en los siglos venideros regentaron los PP. Paúles, y ahora un Parador en que es muy difícil-sobre todo fines de semana y fiestas de guardar- reservar habitación. En esta iglesia de San Pablo vi dirigir a la orquesta de RTVE por el director ruso Ígor Markévich , solo su presencia y el movimiento de brazos y cuerpo parecía como si entrases en el reino de los cielos con unas voces que parecían habían venido de otro mundo angelical. Fue la perfección suma. Ahora, la iglesia de San Pablo, se ha convertido en un centro cultural, en esta ocasión, llamado «espacio Torner» que merece la pena visitar por su presencia evocadora en el que te hace reflexionar y pararte a meditar ante lo existencial.