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La necesidad de comunicarnos es clave en el desarrollo de las personas, aunque se conciba como «amistad platónica y epistolar», y más si añadimos imaginariamente como en este caso con una prosa esplendente en que la belleza cobra todo su vigor e invita a proseguir la lectura. Lo epistolar se yergue como una atalaya luminosa con base en la antigüedad clásica como formación.

Doscientas once cartas jalonan una trayectoria de una mujer que solo necesitó ser ella, poco le importó que su obra literaria fuera amarga para la crítica-tal vez por ser mujer que piensa– en un siglo en el que reverdeció para airear su pensamiento. Al ser este género epistolar-aspecto que justifica en el prefacio a «Nobles lectores»– , no podemos olvidar la intimidad y la subjetividad con que nos llegan. La singularidad prima en la creación, y más cuando van dirigidas a una persona imaginaria; o el otro yo de quien escribe; es un reflejo que nos apabulla por las verdades que encierra; en definitiva, la necesidad de contar lo más profundo del ser. La verosimilitud y la expresividad con que se muestran nos conducen a la reflexión, quizá el motivo primordial de dar cuenta de lo que sale del alma de Cavendish.
Cuando se dirige «al lector severo» nos recuerda los motivos por lo que las escribe: «Para recordarles que, como aquellos que cabalgan, / pueden resbalarse, sin pensar por dónde van, / o caer en una zanja», pág. 108. Nos advierte de que no escribe «para avergonzar a nadie». Como nos muestra la editora, las cartas » representan la conversación entre dos damas nobles, separadas por la distancia, pero unidas por una serie de preocupaciones comunes«, pág. 68.
Muchos son los temas que aborda, tales como el amor: «sobre los cuales el amor corona sus vidas con la paz, y los reviste y los engalana felicidad, felicidad que vos disfrutáis…, pág. 221; el matrimonio: «Me alegra que Lady U. S. y su marido viven tan felizmente, solo el uno para el otro, y que se aman tanto el uno al otro que rara vez se separan por la ausencia», pág.304; la mayoría de los maridos o son engañados por sus políticas mujeres, o son obligados a obedecer…», 129; el baile…,» y el ejercicio más importante de nuestro sexo es el baile, no en solitario o entre ellas mismas, porque lo odian, sino en compañía masculina, y esto les gusta tanto como para bailar con una apasionada vehemencia», pág.148; soledad: «volví a casa muy complacida con el espectáculo, y estando en soledad descubrí que tenía un río, un lago, o un foso helado en mi mente«, pág. 431; vida retirada: «una vida casera, libre de la ataduras del confuso estruendo, y del ruido atronador del mundo», pág.70;…»es más acorde a mi condición vivir en el campo porque por naturaleza mi carácter es un carácter solitario, pensativo...», pág.491; la sociabilidad como generadora de bienestar: «...o superar al otro en mérito y valía como muestra de cortesía y sociabilidad, por valor y generosidad…», pág.142; diferencias hombre-mujer: «porque de este modo gobernamos como si fuera por medio de un poder inconsciente, de tal forma que los hombres no perciben cómo el sexo femenino los maneja…», pág,138; la exaltación de su esposo: «sé que tiene el valor de César, la imaginación y el ingenio de Ovidio, y la habilidad para la tragedia, y especialmente para la comedia (…), él está por encima de Shakespeare en la habilidad para la comedia«, pág.400; amistad : «con todo me satisface haber respondido a vuestro deseo, porque preferiría que el mundo me condenara por necia que vos por romper o descuidar nuestra amistad, porque mientras viva, os demostraré que soy», pág. 495. Es el final, la última, por si tenía alguna duda la imaginaria dama, y en todas, se repite: Señora, vuestra leal amiga y fiel servidora. Un alma abierta a la sociedad, directa, asombrosa, sensible, generadora de sosiego, de bienestar, de ser feliz con los demás.
Coda. Cavendish fue enterrada en Westminster Abbey, corría el año 1673. El epitafio lo escribió su esposo; parte del mismo: «Esta duquesa era una dama sabia, ingeniosa e instruida«. Habrá que añadir que la libertad es un derecho de las personas, más allá del género; supo defender lo que sentía en un siglo donde no era tan fácil y más para las mujeres.
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Cavendish, M., Cartas sociables. Madrid, Cátedra, 2024, 497 págs.
Cantando sobre el atril by Félix Rebollo Sánchez is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 España License
